Alfonso Ussía

Cuna

La Razón
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El gran estadista Pedro Sánchez ha estado en Soria, la histórica ciudad castellana con los álamos erguidos sirviendo de centinelas a las aguas del Duero. Es todavía el Duero, cuando por Soria transcurre, un río con pretensiones pero no del todo cumplido. Le faltan en su curso muchos afluentes que contribuyen a su grandeza atlántica que desemboca en Portugal, como el Tajo y el engañoso Guadiana, que se entrega al océano en Ayamonte, la Huelva fronteriza. El Duero se hace poderoso desde Tordesillas y ya en Zamora es caudal a tener muy en cuenta. Todo ello ha emocionado al estadista Sánchez que no pudo reprimir este principio de mensaje a sus seguidores y votantes. «Desde Soria, cuna de Machado»...

Machado no era uno, sino dos. Para don Antonio, el gran poeta republicano fallecido en Colliure, el mejor poeta de su tiempo era su hermano, don Manuel, un año mayor y tan hondo y fundamental como el «Machado que nació en Soria».

El problema es que aquellos dos hermanos que tanto se admiraron, quisieron y respetaron, mantuvieron en nuestra terrible Guerra Civil sensibilidades diferentes. Manuel Machado fue conservador y Antonio no se sabe en verdad lo que fue durante su vida, si bien se radicalizó en las izquierdas en sus atardeceres vitales, «cuando aún cantaba Dios bajo su frente», como escribió Agustín de Foxá en su maravillosa «Melancolía del Desaparecer». Manuel dedicó sonetos a Franco y Antonio a Líster, nada pacífico precisamente. «Si mi pluma valiera tu pistola»...

A don Antonio se le empezó a conocer en España, en alcance popular, gracias a Serrat, que puso música a algunos de sus poemas. Don Manuel no tuvo un Serrat a mano, y sólo lo conocen los que han tenido la suerte de leerlo. Su poema «Andalucía» es la síntesis de la belleza y la originalidad. Don Antonio era más obvio, un involuntario fundador del «buenismo» que escribía sonetos en loor de un asesino directo, es decir, de los que mataban apretando el gatillo. De cualquier manera, y digan lo que digan, los Machado fueron inmensos, los dos, tan diferentes, tan leales el uno al otro, sólo separados por un año –don Manuel el mayor, don Antonio el pequeño–, y gloriosos poetas que iluminan nuestra literatura. De haberse referido a «los Machado», el estadista Pedro Sánchez se habría acercado con algo de más brío y conocimiento a la justicia. Pero no. El estadista Sánchez es de los que pretende separar por ideología a dos hermanos que se quisieron hasta el fondo del alma. Y mencionando a uno, olvidar al otro.

Resulta emocionante el alarde de cultura y sabiduría del estadista Sánchez. «Desde Soria, cuna de Machado». Es probable que el estadista no haya leído en su metódica vida de formación política los alejandrinos de don Antonio que principian con este verso: «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla»... Vamos a ver si el estadista Sánchez se entera de una vez. Ese patio de Sevilla donde madura el limonero es el de Dueñas, el palacio del duque de Alba, del que el padre de don Manuel y don Antonio era empleado. La relación de los Machado con Soria y Castilla es posterior. Con el permiso del estadista y muy cursi en sus intentos de parecer culto señor Sánchez, don Manuel Machado y Díaz, grandísimo poeta español, nació en Sevilla el 29 de agosto de 1874. Y su hermano don Antonio, grandísimo poeta español, nació en la misma ciudad, Sevilla, el 26 de julio de 1875, once meses más tarde que su hermano. Por lo tanto lo de «desde Soria, cuna de Machado», además de una cursilería sectaria, es una imprecisión imperdonable en un estadista como Sánchez. Soria fue amor e inspiración, pero no cuna. La cuna de los hermanos Machado, el elogiado y el silenciado, está bañada por el Guadalquivir, no por el Duero.

Berzotas.