Cástor Díaz Barrado

Demasiados riesgos

La Razón
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Infortunadamente, el bienestar no está garantizado en los países que conforman la Unión Europea. No podemos asegurar que, durante largo tiempo, se mantengan los niveles de desarrollo que se han alcanzado tras un laborioso y complejo proceso de integración entre muchos estados de Europa. Las amenazas que se ciernen contra nuestro continente no son aparentes, sino que, por el contrario, entrañan riesgos que únicamente se pueden superar mediante el esfuerzo conjunto. El fracaso, en el último momento, de los candidatos del Frente Nacional en las elecciones regionales francesas no elimina, en modo alguno, el gran apoyo con el que cuentan las posiciones antieuropeístas en un país tan transcendente para Europa y sin el cual es imposible la construcción europea. Sólo la alianza entre republicanos y socialistas ha podido impedir, al límite, que los seguidores de Marine Le Pen se hagan con cuotas de poder. La realidad es mucho más simple. Quienes abogan por los nacionalismos y el debilitamiento de la unión entre los europeos están ganando posiciones en algunos de los países que resultan centrales en la configuración de Europa. Las posiciones en contra de la Unión Europea pueden ser claras o venir disfrazadas bajo la afirmación de que son posibles otros modelos de convivencia entre los países que conforman la realidad europea. La irrupción, con fuerza, del terrorismo internacional en el corazón de Europa ha venido a agravar la situación y ha generado el temor a que se ponga en riesgo la seguridad de los ciudadanos. Combatir al terrorismo debe ser una labor conjunta de los países europeos y debe representar una política de unión y no de separación. Asimismo, Europa debe continuar como tierra de acogida y, en el marco de la solidaridad, hacer frente al drama de los refugiados. No puede haber desunión en la ordenación y regulación de los flujos migratorios, sino la instauración de una política común en estas materias. La integración en Europa merece la pena.