¿Dónde está el PSOE?

Si algunos no entendían bien las razones del hundimiento electoral del PSOE, les recomiendo que repasen la rueda de prensa de ayer de su secretario general con Rajoy. Pedro Sánchez hará –eso dijo– lo mismo que hizo Rajoy con él: «Votó en contra de mi investidura». Como si desde aquello no hubieran tenido lugar nuevas elecciones. Pero lo peor no fue esto, sino lo que añadió después: que haría «todo lo posible» para evitar nuevas elecciones. Segundo aviso. Quizá el que primero intuyó sus intenciones fue Francesc Homs, que inmediatamente pidió a Sánchez que explore una alternativa de gobierno a Rajoy. Es decir, que ofreció sus diputados independentistas a un socialismo que sigue sin saber dónde está. Y no es un decir. Si tienen dudas, repasen el Comité Federal de este fin de semana, donde se escucharon cosas asombrosas, quizá porque unos llegaban de sus vacaciones, aunque otros parecían venir de Marte. Por ejemplo, la dirigente vasca Idoia Mendía dijo que Pedro Sánchez había hecho «la crítica necesaria» cuando lo único que no hizo el secretario general fue autocrítica ninguna.

Otra marciana fue la presidenta de Baleares, Francina Armengol, que se adelantó a Homs y defendió que el PSOE encabezara una alternativa parlamentaria, idea sorprendente a la que sin embargo, se sumó el primer secretario del PSC, Miquel Iceta. Es verdad que Susana Díaz, Fernández Vara, García-Page, Javier Lambán y Javier Fernández, no fueron por allí y, quizá se quedaron ayer de piedra con la rueda de prensa de Sánchez. Las palabras de Eduardo Madina: «La dirección prefiere la irresponsabilidad de llevar al país a su propia deriva antes que asumir la responsabilidad de su fracaso histórico» cobran ahora todo su sentido.

Y es que el PSOE sigue en su idea de anteponer la supervivencia de su partido –o mejor dicho de su líder– a las necesidades de España. Y eso a pesar de que Sánchez dejara esa ventana abierta en su comparecencia cuando dijo aquello de que «a día de hoy» sus 85 diputados votarían en contra de la investidura de Rajoy. A día de hoy... Quizá tenga razón, y mañana o pasado cambien su voto. La duda es si para entonces estará él para decidirlo o ya sus compañeros habrán sentenciado que, por ahora, ya han tenido suficiente con él.