José María Marco

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La Razón
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Resulta llamativa la evolución de Ciudadanos, tan bien descrita por C.S Macías en estas páginas de LA RAZÓN. Ha ido desde el «votaré no a quien quiera formar un grupo de perdedores para desbancar a la lista más votada», que dijo Albert Rivera hace tiempo, a la afirmación reciente, hecha por Juan Carlos Girauta, de que un gobierno monocolor (del PSOE) es demasiado débil y que el «Ejecutivo tiene que estar formado por PSOE y Ciudadanos».

En política no es malo cambiar de opinión: cambian las circunstancias, y las sensibilidades mudan al paso de los trabajos y los días. Hay que ser flexible, y tampoco habrá ayudado mucho la actitud displicente y por momentos agresiva del PP. Aun así, un cambio de tal categoría, que lleva incluso a reunirse con el populismo antisistema de Podemos, merece una explicación.

Ciudadanos quiere representar el centro que el Partido Popular ha dejado perder en estos cuatro años. El centro, en política, es el espacio de la templanza y la moderación, allí donde se está dispuesto a dialogar (el PP lo ha estado siempre). Otra definición del centro es la capacidad de adaptar el mensaje y las actitudes al medio circundante. En Ciudadanos parece que está prevaleciendo esto último, y lo hace en un sentido muy fundamental, que consiste en interiorizar el supuesto básico de la vida política española según el cual fuera de la izquierda no hay salvación posible.

Los matices (seguridad, educación, reforma laboral, Constitución, Cataluña y otras cuantas cosillas de nada) vendrán luego. Y las reformas, bueno, eso se puede aparcar «sine die». Los gobiernos de las nuevas juventudes se proponen acabar con las que se han hecho en cuanto se hagan con el poder. Se ha dicho con frecuencia que los cuadros de Ciudadanos son más de izquierda que sus votantes. Puede ser, aunque tal vez a lo que está contribuyendo Ciudadanos es a consolidar ese centro izquierda como eje de la política española, lo que debería plantear al PP algunos interrogantes de fondo. El caso es que para aparentar que se es de centro hay que alejarse todo lo posible de los populares e incluso exhibir algún matiz anti PP. Hemos vuelto al viejo mundo de la política española de antes de los años 90, aunque sea con una izquierda estallada desde dentro. La inconstancia de Ciudadanos, por tanto, es sólo aparente. Volvemos a los orígenes.