Julián García Candau
Dramatismo y estrambote
En dos minutos de la prolongación le marcaron al Málaga los dos tantos que lo eliminaron. Para mayor dramatismo, el tanto decisivo fue marcado en fuera de juego. No lo vio el árbitro y el convidado de piedra que hay detrás de la portería, el bulto sospechoso, tampoco. Miraron para otra parte. La obra gozosa se tornó estrambote dramático. No mereció caer el equipo malacitano. El Madrid, afortunadamente, maquilló el resultado con la segunda diana de Cristiano Ronaldo.
En la calle comercial de Dortmund los transeúntes podían oír el concierto de serrucho de un artista capaz de interpretar a Mozart con instrumento tan rudimentario. En el estadio de la ciudad, los espectadores pudieron presenciar el solo de violín de un gaditano no menos artista, Joaquín, quien al borde del área se adornó con la pierna derecha para burlar al defensor que le marcaba y con la izquierda batió al guardameta alemán y con ello puso al Málaga camino de las semifinales de Liga de Campeones. Con anterioridad, el Madrid había dado el cachetazo con nuevo gol de Cristiano. Tras el 3-0 del Bernabéu la nueva diana era el fin de la película. Incomprensiblemente, después se complicó la vida. Era demasiada ventaja para ser eliminado y al fin se impuso.
En Estambul, en ocho minutos todo interés estaba reservado a los goles que pudieran marcar ambos y siempre con clara ventaja madridista. En Alemania, el encuentro puso la miel en los labios de los aficionados no sólo malagueños, sino también de muchos españoles. Desgraciadamente, la fortuna nos volvió la espalda. Y el árbitro de Dortmund.
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