Julián Redondo
El 3-J
La Comisión de Evaluación del COI ha «hablado». Grosso modo, la conclusión es que Estambul tiene un problema, por lo menos, que Tokio se ha subido a la parra con los precios de los hoteles, por ejemplo, y que Madrid progresa adecuadamente. No hay fisuras apreciables en la candidatura madrileña, supera las plazas hoteleras exigibles, cuenta con una recién nacida Ley Antidopaje a medida de la WADA (Agencia Mundial antodipaje) y si en lugar de ser un proyecto fuera el prototipo de un coche merecería estos calificativos: compacto, seguro, fiable y... económico. Lo último no es del todo cierto. Es verdad por la inversión pendiente, pero hay que añadir los miles de millones gastados en la T-4, en el soterramiento de la M-30, en la alta velocidad, en la renovación de los transportes públicos –metro, autobuses...– y en las instalaciones deportivas ya operativas; algunos de los deberes que Estambul y Tokio aún no han hecho. Todo cuenta y eso es lo que el próximo 3 de julio, en Lausana, con el Príncipe y el presidente del Gobierno a la cabeza, van a escuchar los miembros del COI. Y si prestan atención, quizá no haya que esperar al 7-S para establecer la posición real de cada una de las candidatas. El 3-J es una fecha importantísima, acaso trascendental, porque quienes van a decidir el destino de Madrid, Tokio y Estambul tienen que elegir, además, al sucesor de Jacques Rogge para los próximos 12 años. Hay seis candidatos y la próxima semana los entrevistarán a todos. Éste es asunto principal, incluso más que «lo» del 2020. Y han de debatir el futuro de la lucha, del béisbol y del squash en el programa olímpico; más los Juegos de la Juventud de 2018. El 3-J puede ser un gran día.
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