César Lumbreras
El año Trump
En 2016 ganó las elecciones, pero cuando va a comenzar a gobernar es en 2017, dentro de unos pocos días. Hemos entrado, por lo tanto, en el Año Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos, que hará de todo menos dejar indiferente al personal, tanto fuera como dentro de su país. Una prueba de ello son los nombramientos que ha anunciado y que están plagados de militares. Entre los nominados destaca un negacionista del cambio climático para la agencia que se ocupa del medio ambiente y otro opositor a los acuerdos y negociaciones de libre comercio como representante para estas cuestiones. Son señales claras, que ha complementado durante los últimos días con avisos contundentes a dos compañías norteamericanas dedicadas a la fabricación de automóviles, para que no se instalen en México y, si lo hacen, que se atengan a las consecuencias en forma de aranceles, lo que dificultará las ventas de sus coches en EE UU. Horas después, envió otra andanada a los japoneses de Toyota. El resumen de sus mensajes es el siguiente: no se puede deslocalizar la producción y hay que crear los empleos en el país del que se va a hacer cargo. Los europeos también han recibido su misil: «Se tienen que ocupar ustedes de su defensa y gastarse su dinerín en ello, porque Estados Unidos van a dejar de hacerlo». En esto ha seguido la estela de lo que ha dicho durante los últimos años Obama, que lo ha repetido cada vez que tenía oportunidad; la novedad es que Trump lo ha hecho de forma más radical. Por lo visto y escuchado hasta ahora, todo apunta a que con Trump Estados Unidos se van a reconcentrar sobre sí mismos y que su nuevo presidente intentará, a su manera y con su peculiar estilo, que sus habitantes tengan lo que allí consideran básico: un puesto de trabajo que genere ingresos, una casa y un coche. Fácil no lo va a tener y los frentes se le multiplican ya, hasta el punto de que son muchos los que piensan que no terminará su mandato.
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