María José Navarro

El barniz

«Es poco conocido». «No, es militante». «Ha sido un dedazo». Ángel Gabilondo será el candidato del Psoe a la Presidencia de la Comunidad de Madrid y sus adversarios sacan brillo a su artillería para contrarrestar el interés suscitado por el ex ministro de Educación en su vuelta activa a la política. Extraordinariamente inteligente, culto, irónico y moderado, Gabilondo llega en un momento dificilísimo para el partido por el que va a remangarse y, sin embargo, absolutamente nuevo, ilusionante y distinto desde el punto de vista de la ciudadanía. No sé si el prestigioso catedrático de metafísica podrá ganar las elecciones o si será capaz de aunar los consensos y apoyos posibles para gobernar (y digo que no lo sé, pero sé que miento al dudarlo), pero en lo que estaremos todos de acuerdo es que jamás se consentiría el ensuciar mínimamente la campaña electoral. No cuenten con sus gritos, ni con sus estridencias, ni con frasecitas hechas e ideadas en las reuniones del aparato. No cuenten tampoco con sus apariciones día sí y día también en las tertulias que se presentan a sí mismas como «periodismo o muerte». No cuenten con que hable todo el rato en primera persona. Eso se lo dejamos a Carmona, omnipresente e incontinente verbal, convencido el hombre de ser el poseedor del lustre para el «ticket» electoral socialista en Madrid. Quizá sea verdad que haya sido un dedazo de Pedro Sánchez. Quizá sea verdad que no sea tan popular como alguno de sus posibles adversarios. Quizá resulte que ni una ni otra vaya a restarle posibilidades. No hay más que escuchar a los votantes socialistas. Y a alguno que no era ya votante de nada. Bienvenido al ring, profesor. Y gracias por el barniz.