Historia

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El fracaso de los vikingos

La Razón
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La economía de los vikingos era básicamente dependiente de la agricultura y el comercio hasta que entre el año 750 y el 1050 un grupo de escandinavos se lanza al pillaje en buena parte de Europa del Norte. El botín de guerra les motivaba, llegaban, arrasaban en el combate y saqueaban todo.

Se ha especulado mucho sobre si sus expediciones fueron resultado de sus avances náuticos o del crecimiento demográfico. Hay quien, incluso, ha apuntado como causa a la escasez de mujeres entre la población noruega y sueca.

Sea cual fuere el motivo, el hecho es que la dureza y brutalidad de los bárbaros vikingos les llevó a convertirse en leyenda. Han pasado a la historia reyes como Canuto Hardeknut, Sven I «barba partida», o Ragnar Lodbrok, que llegó a inspirar una famosa serie de televisión.

La pervivencia de los caudillos se basaba, en gran medida, en el éxito de los expolios y, las mayores conspiraciones y traiciones tenían como origen la ambición insatisfecha o desmesurada.

Después de haber ganado el Sr. Sánchez las primarias en Madrid, sus valedores quieren su recompensa. La batalla fue dura, se expusieron mucho y no están dispuestos a compartir las mieles del triunfo con cualquiera.

Los medios de comunicación les han bautizado con el nombre de «pedristas», pero ellos insisten en no confundirse los unos con los otros. Ahora parece que están divididos combatiendo por la cuota de poder que cada uno quiere alcanzar.

Hay un candidato oficial, el Sr. Franco, lo ha sido casi todo, desde tesorero del partido a portavoz parlamentario, presentó su candidatura el 18 de julio, mala fecha y no tanto por tener un apellido tan gallego, sino porque los apoyos que exhibió están lejos de darle la mayoría. Además tiene en su contra que no es el candidato de consenso de los más radicales adeptos al secretario general del PSOE.

Desde esa familia emergen dos nombres que intentan abrirse hueco a codazos y amagan con presentarse, la Sra. López y el Sr. Viondi, cuyas famas como «oradora y gran aficionado a la NBA», respectivamente, les preceden. Tienen en común reclamar el poder en exclusiva para quien ganó, el resto sobra.

Pero la federación socialista madrileña es muy compleja, hay viejos navegantes que han sobrevivido a todos los naufragios, como el Sr. Simancas, de todo su equipo fue el único superviviente al tamayazo, logró borrar de su lado el nombre de sus más estrechos colaboradores y siempre está dispuesto a «arreglar» lo que la dirección de turno le pida.

Pero sabe bien que nadie es imprescindible y nunca apuesta a una sola carta, de ahí, que algún malévolo vea su largo brazo en otra candidatura anunciada hace unos días, la de un joven alcalde, el Sr. Lobato.

Pero en el tablero de juego hay más nombres, como la Sra. Hernández, en tiempo lejano persona de confianza del Sr. Sánchez. Quiere seguir a los mandos del PSM y está dispuesta a dar la batalla hasta el final, la mitad e incluso hasta un tercio del camino. Tiene el apoyo de dirigentes del entorno del Sr. Simancas.

Muchos candidatos con apoyo insuficiente cada uno de ellos y el Sr. Gabilondo, muy por encima de la batalla orgánica, pero ya ha avisado, que aún no piensa jubilarse. Nunca ser secretario general para no ser candidato estuvo antes tan codiciado.

Cuando los vikingos abandonaron la agricultura y el comercio, dejaron de crear valor, la riqueza crecía exclusivamente con los saqueos, pero era riqueza improductiva. Los economistas saben que la riqueza así obtenida solo genera inflación y, al final, es más barato comprar a otros países, con lo que el oro acaba en arcas extranjeras.