Martín Prieto
El Gobierno tiene suelo
Charles P. Kindleberger fue uno de los mejores historiadores de las finanzas mundiales y su libro «Manías, pánicos y cracs» es un clásico que nos enseña que las crisis financieras duran una media de diez años, con lo que si hay viento en las velas nos habremos sacado la mugre hacia 2018. La cuestión no reside tanto en la larga espera sino en la constatación de que se están cerrando las heridas macroeconómicas como en Irlanda y no como en Grecia. Como el Gobierno ha sorteado el rescate para el que Rubalcaba tendía su mano, hoy se le pueden perdonar y entender las alegrías del ministro Montoro sobre salarios y picaresca en el desempleo. Las estadísticas mienten siempre y lo indiscutible es que este Gobierno en su ecuador ha garantizado la relativa soberanía económica española en un mundo global. Quien no ha abandonado la tormenta es la oposición, que promete derogar todas las leyes de la mayoría absoluta del PP y hasta revisar sus propios acuerdos con el Vaticano, que no se sabe a cuento de qué viene. Reeditando el descalabro de Joaquín Almunia, el PSOE pretende aliarse con los comunistas que han renunciado a su afiliación para no asustar a los niños ni a los estudiosos del siglo XX. Aunque no lo explicita parece que Rubalcaba da por finiquitado nuestro bipartidismo imperfecto (con los nacionalismos, hoy independentismos, como bisagras) y aspira a recuperar el mando a la italiana, en mayoría minoritaria de mosaico izquierdista o simplemente progre. Así no es de extrañar que pese a lo que ha llovido, el retrato demoscópico del PP sea favorable. En política dos años son una eternidad pero parece imposible que en ese tiempo los socialistas recuperen una mayoría absoluta, y espanta la posibilidad de un cuadro político a la italiana. El Gobierno tiene bastante suelo y a menos que se demuestre que Bárcenas es un clon de Mariano Rajoy o que se canonice a los socialistas y sindicalistas andaluces por su desinteresado amor a la pobreza de los demás, la sensatez del presidente merecerá un segundo mandato bien holgado. Cuando la izquierda se rebaja a inventarse una amenazante extrema derecha es que ya se han olvidado las arritmias de la prima de riesgo.
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