Julián Redondo
El homenaje, a Isco
Bravo ha dejado de estar imbatido y el Barça, invicto en Liga. El homenaje a Messi para cuando supere la misteriosa marca de Zarra, desde luego no va a ser en el Bernabéu, que se lo tributó a Isco, genial. Fin de una polémica ficticia. El tridente azulgrana fabricó el 0-1 y desapareció. Cuando Neymar marcó, los desaprensivos habituales señalaron a Casillas. Cuando Casillas dejó a Messi sin espacio para agujerarle, los desaprensivos habituales miraron hacia otro lado. Les duelen más los aciertos de su portero que los fallos, que en esta oasión no los tuvo. Pero la vida no sigue igual. Carlo Ancelotti ha vuelto a acertar con la tecla. Le costó acoplar las piezas la temporada pasada; en ésta se las han cambiado por sustitutos incluso muy diferentes a los sustituidos y el Madrid juega que da gusto verlo. Golear al Liverpool en Anfield en su caso es un hito, burrear al Barça y remontar un gol en casa es la releche; aunque el equipo de Luis Enrique haya encajado los mismos goles contra el PSG y el Madrid, rivales de entidad que han puesto a prueba su vigor y se ha tambaleado. «Lucho» tiene tarea por delante y «Carletto» ha conseguido que Isco se doctore. Juega el malagueño con tal confianza que si pierde el balón, corre porque sabe que lo va a recuperar. Y eso enciende el ánimo del Bernabéu, que le venera. En Chamartín se ha premiado la carrera absurda e imposible casi como el gol antológico.
Soplan vientos favorables en la «casa blanca». A la elevación de Isco se une la visión descomunal del fútbol que posee Benzema, soberbio y estimulante, como lo es el afianzamiento de Carvajal en el lateral derecho y agradable a la vista la proyección ofensiva de Marcelo. Al Barcelona le venció un gran Madrid y le castigaron sus errores, mayúsculos, justo en la tarde en que Cristiano Ronaldo estuvo desesperante. Marcó su golito, de penalti, felicidades; pero frustró jugadas que, por su belleza, su profundidad, su velocidad combinativa, merecían terminar en la red y acabaron destruidas en sus botas. No fue la tarde de Cristiano; pero sí el día del Madrid.
✕
Accede a tu cuenta para comentar