Enrique López
El infierno en Alepo
Lo que está ocurriendo en Alepo nos debería hacer reflexionar sobre lo importante que es la paz, el respeto a los derechos fundamentales y el fortalecimiento de la democracia. Alepo era la ciudad más importante de Siria, contando en 2004 con una población de más de dos millones de habitantes, y que hoy está prácticamente destruida como consecuencia del enfrentamiento de los rebeldes y las tropas sirias apoyadas por los rusos. Muchas asociaciones de defensa de los derechos humanos están acusando a la coalición ruso-siria de poder haber cometido crímenes de guerra durante la campaña de bombardeos aéreos sobre el territorio controlado por los rebeldes en Alepo, concretamente en septiembre y octubre de 2016. En los últimos días se están denunciando ejecuciones de civiles por parte de las fuerzas del Gobierno sirio. Triste colofón a una sinrazón que viene durando más de dos años y que, amén de las migraciones forzadas de cientos de miles de refugiados, ha causado un número de muertes todavía por contabilizar, y esto está ocurriendo a las puertas de Europa en pleno siglo XXI. Como siempre a lo largo de la historia una pobre población civil sufre en sus carnes las consecuencias de las decisiones de las grandes potencias. Por un lado, y en este caso, el peor rostro del régimen de Bashar al Ásad, nefasto donde los haya, y la locura de las fuerzas rebeldes. Para los rusos, el régimen actual se trata de un mal menor comparado con la posible radicalización del país en manos de rebeldes obsesionados con la sharia. Dicen en círculos diplomáticos rusos que entre un tirano y otro elegirán «al que lleve corbata» en lugar de prendas religiosas; toda una lección de estrategia política. No se debe despreciar en este infierno el papel de Arabia Saudí, a la que los rusos atribuyen el apoyo militar a los rebeldes para hacer caer el régimen sirio y ponerse a las puertas de Teherán. Todo un cóctel explosivo entre chiitas y sunitas, con fuertes connotaciones internacionales, y que, de uno u otro modo, está sufriendo de una manera muy cruel la población civil. En algunos aspectos el enfrentamiento civil en Siria recuerda, salvando muchas distancias, el enfrentamiento español de la Guerra Civil, donde se concitó una clase política irresponsable que llevó a un pueblo a un encarnizado enfrentamiento, con unas tensiones internacionales que pasaban por los italianos y alemanes favoreciendo un régimen afín y, por otro lado, la URSS, siempre los rusos, pretendiendo que España se convirtiera en una república socialista de corte soviético. Pero en cualquier caso el resultado fue similar: víctimas mortales, desaparecidos, exilios forzados y un país devastado. Qué ocasión más idónea para investigar y castigar crímenes de guerra en tiempo real, y no perder tiempo y esfuerzos formulando juicios históricos en una sociedad como la española, reconciliada y fortalecida por el ejercicio de una democracia madura. Éste es el momento en el que el derecho penal internacional debe desplegar sus efectos con eficacia y tratar de hacer justicia imprescripta, que es lo que se merecen las víctimas del infierno de Alepo. Pero mucho me temo que habrá serias dificultades.
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