Podemos

El miedo

La Razón
La RazónLa Razón

El plan de Pablo Iglesias es meter miedo a los de arriba para que los de abajo voten a Podemos. La aireada discusión de estos días con Íñigo Errejón, el táctico de la formación podemita con cara de niño, se ha centrado en la estrategia del miedo. ¡Que tiemblen los poderosos –arenga el de la coleta– que se van a enterar! Con esta amenaza, pretende mantener el apoyo de la gente que no tiene nada que perder y reagrupar a los que, desanimados, empezaban a abandonar los círculos. Los de arriba ya nos tienen miedo –le ha respondido el número dos– y con miedo no ampliaremos el negocio. Monedero, el cerebro y fundador, partidario de volver a los orígenes tensando la cuerda, ha aclarado: la discusión, con ruido de carracas en las redes como mandan los cánones, es «ideológica y de poder». ¡Acabáramos! Una crisis de pubertad, propia de asamblea de facultad. Pero es algo más.

No deja de producir inquietud que una fuerza que aspira impetuosamente a gobernar España presente a estas horas el miedo como la palanca para conseguirlo. El asunto no es de poca monta cuando ocurre en un país con una larga historia de pícaros e inquisidores. Hace tiempo que en Podemos amenazan con causas generales contra la derecha y contra los poderes económicos. Cervantes dice, por boca de Sancho, que el miedo tiene muchos ojos. Y Podemos tiene muchos ojos en la Magistratura, en la Agencia Tributaria, en los sindicatos de las Fuerzas de Seguridad, en las Administraciones Públicas y en los medios de comunicación. Los dosiers se amontonan ya en los cajones para cuando llegue el día de levantar las alfombras. Un tufo leninista envuelve toda esta estrategia del miedo. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Barcelona, en manos de Colau, ha enviado al buzón de las casas una carta para que delaten al vecino que haga negocios turísticos en su piso. ¿Vuelve la «caza de brujas»? El miedo, según los clásicos, es la zozobra o trepidación interior por un mal que se considera inminente. Nada indica que estos tengan el poder al alcance de la mano. Pero hay que estar alerta. El miedo inutiliza, paraliza al ser humano y lo hace manejable. Es el instrumento de todas las tiranías. «El valor espera; el miedo va a buscar», dice Bergamín. Habrá que esperar sin miedo.