Julián Redondo
El milagro alemán
E l color de la Bundesliga es el del Bayern de Guardiola, que no sólo mantiene encendida la hoguera de Heynckes sino que la ha alimentado con un fútbol irreprochable. De 22 partidos no ha perdido ninguno y ha empatado dos. Klopp, el entrenador del Dortmund que ayer ganó 2-4 al Zenit en Liga de Campeones, se da por vencido. «No tenemos nada que hacer», ha confesado, consciente de que los 20 puntos que hay entre ellos y el líder son un océano. Por detrás de este Borussia aparece el Schalke, cuarto, a un punto, para competir por el subcampeonato que encabeza el Leverkusen. La distancia entre el primero y el resto es abismal; tiene pues el Madrid ocasión de demostrar que ganando hoy estará más cerca de Múnich que de Gelsenkirchen, penúltimo domicilio de Raúl.
El milagro económico alemán se produjo después de la Segunda Guerra Mundial (Plan Marshall, las reformas de Ludwig Erhard...), el Bayern ha experimentado varios, el último, avalado por una cartera colosal para fichar lo que se le antoja. Durante años, hasta que Heynckes encumbró y consolidó al equipo, Hoeness se hartó de llorar, muerto de envidia por el poder adquisitivo de Madrid y Barça. Ahora que utiliza idéntico sistema para reforzar su plantilla –comprar lo mejor, pagar y ganar–, sólo tiene que ocuparse de sus problemas con la Fiscalía germana, que le acusa de haber evadido 3,2 millones del club que preside. Mire usted por donde, don Uli ha salido rana en lugar de Robin Hood.
Sobre el papel, entre el Real Madrid y el Schalke no hay color y parece imposible que se cumpla el axioma de Lineker: «El fútbol es un deporte que juegan once contra once y siempre ganan los alemanes».
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