Juan Ramón Rallo
El mundo mejora
Si uno observa la realidad a través de las sectarias anteojeras de Intermon Oxfam, necesariamente llegará a la conclusión de que el mundo es un lugar cada vez más horrible en el que vivir. Una minoría castuza de ricos –el famoso y terrible 1%– parasita al resto del planeta: son sólo ellos, y no las masas depauperadas del Tercer Mundo o las precarizadas clases medias de Occidente, quienes recogen los frutos del crecimiento global. Pero si usted adopta semejante perspectiva, si se cree a pies juntillas lo que le cuentan organizaciones pro-gubernamentales como Oxfam, estará ignorando que, en verdad, el mundo jamás ha sido un lugar mejor de lo que lo es ahora mismo. Primero, según el Banco Mundial, nunca ha habido menos pobres sobre el planeta: sólo el 9,6% de la población global vive hoy en extrema pobreza frente al 43% que lo hacía en 1980. Segundo, según la FAO, el porcentaje de personas que padecen desnutrición se ubica en el punto más bajo de toda la historia: el 11,3% del censo global frente al 21% de 1980. Tercero, según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 2.000 millones de personas han accedido desde 1990 a agua potable protegida de la contaminación externa o a saneamientos mejorados para la recogida de aguas residuales. Cuarto, la esperanza de vida mundial ha pasado de 61 años en 1980 a 71 en la actualidad: se trata de una mejoría que ha beneficiado a todos los continentes (la esperanza de vida en Asia ha crecido desde 60 a 71 años y la de África, desde 50 a 59) y a los colectivos más vulnerables (la mortalidad infantil y la de las madres se han reducido a más de la mitad durante los últimos 35 años). Y quinto, de acuerdo con la Unesco, la tasa de alfabetización global ha aumentado desde el 69% de la población con más de 15 años en 1980 al 85% actual: buena parte de este logro se explica porque, en paralelo, el trabajo infantil se ha reducido en un tercio, hasta el punto de que menos del 15% de los menores de edad se hallan hoy trabajando en lugar de instruyéndose en sus casas o en las escuelas. En suma: aunque todavía quede mucho por mejorar, no podemos esconder que jamás más gente ha vivido mejor que hoy... por mucho que ello sea una verdad demasiado incómoda para Intermon Oxfam.
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