Violencia de género
El pacto
Se aprobó el pacto de Estado contra la violencia machista, y me alegro mucho. Sé que tiene carencias y escollos, pero veamos lo bueno. Es bueno que todos los partidos políticos, hasta los de la absurda abstención, estén de acuerdo en que hay que acabar con esta aberración. Es bueno que esto salga en los medios de comunicación de forma contundente y crítica. Los maltratadores verán en el espejo social su cara más siniestra. Es fundamental que se proteja y atienda a las maltratadas aunque no presenten denuncia policial o judicial. Un informe de servicios sociales o médico será suficiente para considerarlas víctimas. Sabemos, todos sabemos, la de mujeres maltratadas que no se atreven a denunciar por múltiples motivos. Uno y principal es que la denuncia trae el riesgo inminente de violencia máxima. Es bueno el que se formen unidades policiales especializadas las veinticuatro horas y todos los días para la protección de las víctimas. Es importante también no considerar delito leve las injurias y calumnias en las redes sociales.
Estos hombres se mueven a sus anchas en internet, difamando y amenazando a todo aquel o aquella que critique sus acciones. Por eso mismo hacer apología de la violencia de género en cualquier lugar será sancionado. Para luchar contra la violencia sexual, se establecerán programas de prevención, detección y protocolos contra las agresiones sexuales. El pacto tiene más bondades, y no quiero olvidar dos imprescindibles: tanto los huérfanos, como las madres de hijos asesinados por su progenitor, serán consideradas víctimas.
Tampoco habrá custodia compartida para los maltratadores. Sin embargo, desde mi entender, es en la raíz, prevención y sensibilización, donde hay que poner el acento. Educar a niños y progenitores en la igualdad. Transformar el pensamiento. Vamos a ello.
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