Crisis económica

El paraíso cubano

La Razón
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Dicen que no hay mal que por bien no venga, quizá sea una lectura positiva o ingenua sobre la situación política en la que ha quedado España. La inexistencia de mayorías absolutas y el endiablado mapa de pactos y votaciones que exige el parlamento, van a poner a prueba a los líderes políticos.

La situación económica de la sociedad española sigue maltrecha como consecuencia de la crisis económica, la ganancia media por trabajador en 2014 está en los niveles de 2010. La tasa de paro en el 19%, 11 puntos más alta que en 2007 y el porcentaje de parados que tiene prestación está en la cifra más baja de los últimos 20 años, poco más de la mitad la perciben.

En esta situación, se abre el sempiterno debate de la sostenibilidad del sistema de pensiones. La trampa que hay que evitar es plantear la discusión como una cuestión meramente económica que exige transformaciones en el modelo. Sin embargo, es al contrario, se trata de un debate profundamente ideológico con consecuencias sobre la economía.

Es decir, partir del problema económico para decidir el futuro del sistema de pensiones es desviar la atención sobre el fondo, porque es utilizar la demografía o los datos de la economía para encubrir posiciones ideológicas. Lo honesto es decidir si queremos un sistema de pensiones público y de reparto o uno de cobertura privada y, a partir de esta decisión, realizar los ajustes económicos y actuarios necesarios en el sistema.

La socialdemocracia española defiende el sistema público, desde esa posición deben establecerse reformas que aseguren la pensión de los futuros jubilados. Fiel a su tradición, el socialismo siempre conjuga reforma y pragmatismo, pero sobre los principios sólidos de su modelo social.

La demografía es el argumento más potente usado por quienes quieren el cambio de modelo de pensiones, esto es, neoliberales y grupos financieros y aseguradores. Es cierto que, según el INE, entre 2016 y 2031 perderán población doce CC AA y 39 provincias y que, en 2030, todas las provincias de España, menos Almería, Gerona, Madrid y Murcia, registrarán más muertes que nacimientos.

Este panorama demográfico que dibujan las proyecciones del INE suele llevar a decir que el sistema de pensiones es inasumible. Sin embargo, la demografía no es ni el único ni el principal condicionante del sistema de pensiones.

La economía es mucho más relevante, porque de ella depende la capacidad de crear o no crear empleo, el aumento de la productividad y la reducción de las desigualdades. Un país, con cuatro millones largos de parados y con los salarios deprimidos, lo primero que debe intentar es bajar el número de los primeros y subir los segundos. Salarios bajos significan cotizaciones bajas y los parados que cobran apenas cotizan.

Está por ver para qué sirven los diputados de los nuevos partidos. Los dirigentes de Podemos pertenecen a ese grupo de la izquierda política que siempre ha llamado traidores a los socialistas porque las reformas sociales siempre eran insuficientes y la socialdemocracia «blanqueaba las injusticias del capitalismo financiero». Sin embargo, Podemos, debe elegir entre el «paraíso revolucionario cubano o venezolano» o el reformismo de los socialistas.

El PP no puede hacer lo que desee en ningún ámbito legislativo y, mucho menos, en temas sensibles como las pensiones. La oposición tiene la limitación evidente de que no es Gobierno, pero es determinante en las decisiones. De momento, todos estamos de acuerdo en que generar alarma sobre el futuro de las pensiones es la manera más rápida de que crezcan los planes de pensiones privados, ahora toca fortalecer el sistema público.