PSOE

El póker del hazmerreír

La Razón
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Dice Rajoy que si el PSOE no sale de su posición de bloqueo, habrá terceras elecciones y seremos el hazmerreír de Europa. Sánchez lo que lleva diciendo desde hace días es más bien nada o dejémoslo en poco por el hecho de limitarse a «retuittear» declaraciones de sus segundos y terceros en la ejecutiva socialista insistiendo en un «no» que en este lunes de la Virgen es tan «no» como el que hace meses tras el 20-D le plantaba el líder socialista al presidente en funciones. Los hechos son los que son, y a día de hoy no parece que un solo miembro de la actual dirección federal socialista se esté levantando por las mañanas preocupado, ni porque España se convierta en el hazmerreír de Europa y alrededores ni por las nefastas consecuencias –y esto es lo peor– que para nuestra economía acarrearía no presentar en plazo unos presupuestos ante Bruselas y el consiguiente e inevitable proceso de desinversiones que iría aparejado.

Dando por hecho que hoy, y siempre mientras no se demuestre otra cosa, quien manda en el PSOE es la ejecutiva -la regional propone y la federal dispone-, realidad incuestionable en la historia de este partido con independencia de califas y mandarines mediáticos, no parece que vaya a darse un cambio de hoy para mañana que replantee ese «no» por mucho que, no sólo Rajoy, que en este caso poco influye en su legítimo y particular manejo de los tiempos, sino ex presidentes, barones o el mismísimo Pablo Iglesias fundador que volviera resucitado, se empeñen en sugerir lo contrario.

La partida de póker que se está jugando aumenta la tensión, sobre todo porque desde las cuatro esquinas del tapete hay un empeño en subir la apuesta y es aquí donde surge una pregunta, ¿cuánto tiempo y de qué manera el Partido Socialista va a aguantarles la mirada a PP y C’s? Con una más que probable e inquietante respuesta: no pocos, por no decir una clara mayoría entre la dirección oficial del PSOE están convencidos de que terceras elecciones pueden ser un «hazmerreír» para el país, pero manifiestamente provechosas para los intereses de su formación. Ya saben, otra vez los «intereses de partido».

El entorno de Sánchez ya celebró su victoria pírrica tras el «26-J» por haber sorteado el «sorpasso» y ahora se frota las manos ante dos conocidos y «prometedores» elementos nada desdeñables. De un lado, la bajada del «sufle» de Podemos, ahora encallado en los acantilados de las «mareas» gallegas, y de otro, la escenificación en el otoño de la gran batería de acciones judiciales contra el PP, elemento añadido a una hipotética precampaña de terceros comicios. Esa tentación demoscópica en el PSOE es el antídoto de algunos despachos de Ferraz contra la presión para no bloquear una alternativa que sumará 170 largos pero insuficientes escaños. Por si fuera poco queda, llegados a un extremo, la vía que tantos réditos le proporciona a Sánchez. Ya saben, consulta a las bases: «¿Es partidario de facilitar un gobierno de Rajoy?». Con eso bastaría. Complicado.