Alfonso Ussía

El repipi

La Razón
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El inabarcable repipi no ha estimado sumarse al pacto anti-yihadista. «No es momento para la venganza. Es necesario crear un Consejo para la Paz». Cuando le han contestado que nadie habla de venganza en el pacto, y sí de la defensa de la libertad y los derechos humanos, el repipi ha tomado las de Villadiego acompañado de su ex general y del hermano de Wert y el lunar de Tania. El ex general tampoco ha estado afortunado al apuntar que la guerra contra el Estado Islámico –él no ha dicho «guerra»–, tiene solución. Me recuerda el caso del ilustre letrado Gómez-Orbaneja en los primeros años del franquismo. Como republicano, fue depurado. No obstante, algunos de los ministros de Franco habían sido sus alumnos y guardaban de su sabiduría y afectuoso trato un gran recuerdo. Y Gómez-Orbaneja recuperó sus derechos. Simultáneamente, uno de sus colaboradores en el despacho fue acusado de ser discípulo de Gómez-Orbaneja, y se defendió de este modo ante el juez: –Señoría, ¿cómo puede ser más grave ser discípulo de Gómez-Orbaneja, que ser Gómez-Orbaneja?–. Y ante tal tesitura, el discípulo también fue perdonado. Pues lo mismo con el ex general. ¿Cómo va a ser más sencillo acabar con el Estado Islámico que con los quince terroristas que secuestraron el «Alakrana» y se llevaron el dinero por su inacción cuando era el JEMAD? Entre las miradas y gestos de amor y el «Consejo para la Paz» el repipi y su ex general se han lucido.

Se esperaba su decisión, y al fin la hemos conocido los madrileños. Con alivio, porque temíamos por su integridad física. Rita Maestre ha optado por no acudir a la Mezquita de la M-30 y enseñar las tetas a los allí orantes en protesta por la masacre de París. Doña Rita deja patente de esta guisa su respeto por los musulmanes que rezan libremente a su dios, respeto que no demostró con los fieles católicos en una capilla de la Universidad.

El comunista Centella, ese hombre con ese rostro tan raro que parece formado con pedazos de plastilina por varios niños en una clase de Manualidades, ha señalado al culpable del ataque islámico contra París: «La OTAN es la culpable». Haría bien el camarada Centella en ponerse de acuerdo con el lerdo de Guillermo Toledo, muy cercano en sus pálpitos, que ha acusado al Presidente de la República Francesa, señor Hollande, de ser el causante del ataque contra la Capital de su nación. O la OTAN u Hollande. Así está el patio de la impostura, la infamia y la majadería en la izquierda española. Como se oyó en la «Sexta Noche»: «Las víctimas no eran judíos. Eran personas normales».

Pero retomemos la senda hacia Villadiego del repipi. El repipi pedantuelo está obligado a hacer juegos malabares en lo que respecta a la unión y firmeza contra el Estado Islámico. Dios me libre de acusarlo, pero no me va a librar de escribir que en este aspecto, como en el de la ETA, como en el de Cataluña, como en el de Venezuela, como en el de Irán, como en el del respeto a las Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado, el hombre es prisionero de sus antiguos mensajes y sus dinerarias recepciones. Entonces nos sale con la venganza que nadie ha pedido y él rechaza, con las miradas de amor, con el «Consejo de la Paz» y con las chorradas y coñas propias de su deslavazamiento intelectual.

Lo triste, lo dramático y lo indignante, es que esta gente que sólo se mueve por resentimiento y venganza, nos recomiende la comprensión y el amor. No están más moderados, como cree Sánchez. Están más prudentes por conveniencias electorales. El odio lo llevan encima, y no les pesa.