Papel

El show de Truman

La Razón
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La imagen de la existencia humana como un teatro en el cada uno de nosotros representamos un papel viene de lejos. Calderón en «El gran teatro del mundo» recogía las huellas de los filósofos de la corriente pitagórica, de Platón, Séneca o de Epicteto e incluso de destacados pensadores de la cristiandad como el propio Erasmo de Rotterdam.

En su versión moderna encontramos una variante que no nace de ninguna tradición de pensamiento, pero que insiste en la idea de la representación del rol, «El show de Truman». El argumento de la película gira en torno a un «reality», «The Truman Show». En él, su protagonista está frente a las cámaras aun antes de nacer y no es consciente de que el único objetivo es mantener entretenida a la audiencia televisiva, de manera que cree que el mundo real no es otro que el mundo televisivo que vive en su día a día.

En ocasiones, los seres humanos creamos una ilusión a modo de burbuja y nos metemos en ella para intentar protegernos. Algo parecido ocurre en la política española en este momento.

La burbuja del Sr. Mariano Rajoy le ha servido como parapeto dejando pasar las dos primeras oportunidades de investidura a la Presidencia del Gobierno, dando paso a que el candidato socialista, el Sr. Pedro Sánchez, ocupe ahora el papel protagonista en la escenificación de un acuerdo de investidura y, en un intento de paliar el dolor de haber perdido la confianza de gran parte del electorado, se ha introducido en su propia burbuja.

Voces cualificadas de la política española arguyen en privado que, con 90 diputados, uno sólo puede ser presidente si te «vienen a llamar», es decir, como resultado del fracaso de otros y, con la premisa de que son los demás quienes te proponen reconducir la situación de gobernabilidad.

Pese a todo, frente a los desistimientos del Sr. Rajoy y la propuesta del Sr. Sánchez de hacerse cargo, el Rey ha encargado a éste que intente formar un gobierno.

La dirección socialista tiene el difícil encargo de lograr un acuerdo posible y aceptable para la investidura a la Presidencia y más para la gobernabilidad del país.

Para lograr la confianza de la Cámara los socialistas tienen varias opciones. En primer lugar, y parece la primera opción según las orientaciones que se perciben de la dirección socialista, alcanzar un pacto de gobierno con Podemos. Los hándicap de esta situación se resumen en insuficiencia de apoyo parlamentario y, por tanto, fracaso de investidura, y en las diferencias programáticas e ideológicas que separan ambos proyectos. En este sentido, el PSOE ha realizado un mandato a su secretario general prohibiendo el apoyo activo, pasivo o por incomparecencia de los nacionalistas separatistas.

En esa situación, podría intentar sumarse a ese acuerdo Ciudadanos, tanto en una posición activa, es decir, con un voto afirmativo, como con su abstención. Sin embargo, las posiciones del Sr. Albert Rivera y del Sr. Pablo Iglesias son muy definidas y contrarias. Cualquier variación de la posición en ese sentido supondría una erosión en ambas formaciones que difícilmente van a aceptar cuando sus expectativas en una hipotética celebración de otras elecciones son de crecimiento electoral, mucho más desde el afloramiento de la trama de corrupción en el PP de Valencia.

Por último, es impensable que el Partido Popular apoye la investidura del Sr. Sánchez, como ha sugerido algún líder, después del alto grado de confrontación y de veto mutuo que protagonizan ambos partidos.

El Sr. Sánchez deseaba el encargo del jefe del Estado. Eso demuestra su elevada confianza en un acuerdo, que se ha comprometido a someter a consulta entre los afiliados socialistas. La dificultad que entraña se resume en la obligatoriedad de que la consulta debe referirse a los términos de un acuerdo de investidura concreto y completo, claramente identificados los votos que apoyarían la candidatura socialista. No es válido someter a votación un pacto con un partido político, o con varios, que no representen la certeza de que los socialistas cuentan con más votos a favor que contrarios en una sesión de investidura, con independencia de la concreción programática y de gobierno de dichos acuerdos.

Nunca en la historia de la democracia española un candidato a presidente ha obtenido una investidura fallida. El Sr. Rajoy ha evitado esta circunstancia por encima de todo. Los socialistas no podemos permitirnos una circunstancia tal, porque no nos correspondía de primeras asumir el riesgo y, por tanto, las consecuencias negativas que conlleva.

Truman Burbank terminó descubriendo que su vida era un gran montaje, encontró la puerta al mundo real y decidió afrontar la realidad tal como es. Termina la película con el protagonista mirando a la cámara de televisión despidiéndose de los espectadores con las siguientes palabras: «Y por si no nos vemos, ¡buenos días, buenas tardes y buenas noches!».