Martín Prieto

El sueño de Europa, por Martín Prieto

La Razón
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El jefe de los conservadores británicos, David Cameron, es un aristócrata, número uno de Oxford en Filosofía, Política y Economía y fino extorsionador. Sus negociaciones con Bruselas para que el Reino Unido coma todavía más a parte han consistido en discutir si las exigencias de Londres eran aceptadas tras el primer plato o luego del postre. La segunda economía de la UE puede chantajear a los demás con su salida del club, pero el precedente de no correr con los gastos que procuran las emigraciones masivas del Cercano Oriente puede dar amparo a Grecia, Italia, Centroeuropa y hasta Escandinavia. El colchón humanitario o lo pagan los 28 o no lo pagará nadie, y eso destruye el espíritu del sueño europeo. Cameron es como aquellos rebeldes sin causa que lanzaban su automóvil hacia un despeñadero para saltar en el último segundo. Porque el político británico se coloca a sí mismo entre los europeístas y pretende derrotar a los euroescépticos con el referéndum de julio sobre la permanencia británica en la UE. Probablemente el Reino Unido permanecerá en la sociedad pero por razones económicas y sin ningún entusiasmo por participar en la profundización política de la Unión. Cameron pareciera de Podemos por su lujurioso uso del referéndum, que ya utilizó en Escocia con las mismas artes e igual éxito. Pero nuestros extravagantes partidarios del derecho a decidir no le mientan porque se encuentra a la derecha de Mariano Rajoy y el PP, porque Escocia fue un reino secular unido a Inglaterra por asuntos de sangre y familia, y porque aquella consulta la propuso Cameron, la fechó Cameron y la pregunta la formuló Cameron. Las comparaciones con el Reino Unido, sin Constitución escrita, son atrabiliarias. Además, fuertes porcentajes de ingleses y galeses quieren que los escoceses se marchen. Escocia es más europeísta que el resto de la isla y podría darse la paradoja de que un no a la UE provocara la secesión escocesa. El caso es que arrumbada la Constitución europea la aspiración a la unión política se aleja exponencialmente. Robert Schuman, Jean Monnet, Alcide di Gásperi, Konrad Adenauer, fueron titanes irrepetibles que no han encontrado sucesores. Los jóvenes políticos no alcanzan a comprender el significado de estos hombres que se levantaron sobre la desolación de las dos guerras mundiales europeas. Existe una apreciable legislación europea pero la UE parece una caja de compensación o de resistencia ante catástrofes financieras. Por el camino inglés no iremos más allá.