Restringido

El sueño de una noche de verano

¿Se imaginan a Cayo Lara de presidente del Gobierno, a Rosa Díez de vicepresidenta, a Sánchez Gordillo de ministro de Agricultura, al sindicalista Lanzas hacedor de los ERE andaluces de titular de Hacienda o a Toni Cantó llevando la cartera de Educación y Cultura? Pues a las cuatro de la mañana de hace un par de días me desperté sobresaltado y bañado en un sudor frío impropio de los treinta grados que marcaba el termómetro en el interior de mi casa. El sueño-pesadilla fue tan real, que casi a tientas me lancé al ordenador a buscar en el Google Maps un lugar donde exiliarme. En mi cabeza, aún confusa y aturdida, aparecían imágenes de los diputados del grupo mixto que el pasado jueves aprovecharon la inmunidad parlamentaria que a otros les niegan, para proferir insultos gruesos, insidias intolerables e injurias infamantes que en cualquier país de nuestro entorno, sin los complejos que acosan a nuestra democracia que es incapaz de librarse de los fantasmas de un pasado que es imposible que vuelva, tendrían consecuencias. Escuchar al señor Errekondo, ex jugador de la selección española, sí española, de balonmano hablar de las víctimas de un Gobierno elegido en las urnas mientras él y los suyos siguen sin condenar los asesinatos de sus compadres de ETA, provocaba náuseas. El portavoz de Iniciativa per Catalunya, de cuyo nombre ni me acuerdo, ni quiero acordarme, se permitió llamar «corrupto» al jefe del Gobierno y, después, salir corriendo con su maleta a coger un avión o un tren a cargo del contribuyente. ¿Pero qué se puede esperar de quienes han hecho del antisistema su coartada para mantenerse en los privilegios que ese mismo sistema que critican les brinda, si el primer partido de la oposición ha perdido el sentido de Estado y su cuestionado líder ha decidido morir matando? Cuando al final conseguí espabilarme del todo, pude respirar tranquilo pensando que sólo se trataba de un mal sueño de una noche de verano.