Política

Angel del Río

El torpe pedaleo

La Razón
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Muchos madrileños, aficionados a dar pedales, y otros amantes de la bicicleta, pero no usuarios habituales, demandaban una ciudad para ir sobre dos ruedas, una alternativa de transporte limpio y saludable para ir al trabajo, o de paseo, y compartir el espacio con los vehículos a motor. El Ayuntamiento de la capital desde un primer momento hizo suya esta idea y comenzó el proceso de construcción de carriles-bici, una especie de M-30 para estos cacharros movidos a pedales. Eso hizo que se despertara una especie de fiebre por este modo de desplazarse que triunfa en Europa. Fue la génesis de lo que poco más tarde sería el establecimiento de un servicio municipal de alquiler de bicicletas, Bici Mad, que desde que comenzó su andadura, a finales de junio de 2014, ha calado en el medio urbano y está obteniendo importantes cifras de utilización. Uno de los grandes problemas que tiene esta ciudad para moverse en bici, es su complicada orografía, que exige el esfuerzo del ciclista en algunas zonas empinadas del perímetro urbano. Eso se solucionó dotando a las bicis de alquiler de un mecanismo de tracción, que podría asemejarse a un motor de baja cilindrada.

Después de muchas décadas, volvía a Madrid el viejo sistema de alquiler de bicicletas, que desde finales del siglo XIX tenía sus propios establecimientos, incluso uno en el paseo de la Chopera, en el Retiro. Ahora en plan moderno, BiciMad ha sido un éxito. Pero nos sorprenden los datos de siniestralidad ciclista en las calles de Madrid, con una subida preocupante del número de accidentes –eso sí, no más que la subida del número de usuarios– durante el último año. Pero lo más curioso es, que prácticamente se ha doblado el número de caídas desde el sillín, la precipitación al suelo, en la mayoría de los casos por falta de pericia, lo que echa por tierra el viejo dicho de: quien ha aprendido a montar en bicicleta, no se le olvida nunca. Pues parece que a muchos de los que han recuperado la bici para desplazarse, sumándose la moda, después de mucho tiempo de tenerla en el trastero, se les ha olvidado, les falta la estabilidad necesaria para mantenerse sobre el sillín; su pedaleo es torpe y ello se traduce, no sólo en caídas, sino en colisiones entre velocípedos y contra objetos en la vía pública. También han aumentado los atropellos, pero buena noticia es que no tanto como auguraban los alarmistas. Es preciso hacer prácticas, volver a manejar el manillar y los pedales, mantener el equilibrio, para evitar riesgos, accidentes, que en algunos casos parecen de chiste. Tomen nota: las bicicletas son para el verano, no para caerse de ellas o pegarse trompazos contra la marquesina del autobús.