Campaña electoral
El uno, el dos y el tres
«Si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo» es una de las frases más populares de Albert Einstein aplicable a cualquier ámbito de la vida y no sólo al científico.
Después del fracaso de los representantes políticos elegidos en las pasadas elecciones, vemos cómo los partidos se preparan para la repetición de las mismas sin grandes cambios ni en los mensajes, ni en las personas que encarnan los proyectos políticos.
Sin cambios, lo más probable es que la decisión de los electores vuelva a ser la misma, y que después de junio nos encontremos en una situación similar a la actual. El ejercicio de la política produce dos resultados: por un lado experiencia, algo fundamental cuando se trata de gobernar el futuro de la sociedad, pero, por otro, al tiempo, es una actividad en la que el combate deja cicatrices.
Lo que ha ocurrido es que, entre algunos medios de comunicación y la moda del populismo de los partidos emergentes, han conseguido establecer el mantra de que la experiencia debe ser penalizada. Hoy todos, no sólo los nuevos partidos, se afanan por presentar neófitos, debutantes y perfiles sin historia en la política, exactamente lo contrario de lo que exigimos en el resto de facetas de la vida. Yo me cuido mucho de que mi cardiólogo sea alguien experimentado.
En el partido socialista se han comenzado a elaborar las listas electorales; esta vez sólo va a decidir la dirección y parece que repetirán los mismos candidatos, a no ser que la cúpula estime otra cosa.
En los pocos sitios en los que se obtuvo un buen resultado tiene algún sentido repetir; otra cosa es en el resto, por ejemplo en Madrid, donde el PSOE quedó cuarta y última fuerza política. Algunas de las personas que formaron parte de esta candidatura no estarán. Es el caso de la Sra. Irene Lozano, que ha renunciado motu proprio, de la Sra. Meritxell Batet, que volvió a coger el puente aéreo, pero ahora sentido El Prat y la posible baja de la Sra. Zaida Cantera, quien no es bien vista por la dirección que antes la puso.
En Madrid nunca ha sido fácil hacer política desde el partido socialista, especialmente en la era Aguirre que, con su particular forma cáustica y su ejercicio poco democrático del poder, ha arrasado con propios y lo ha utilizado para silenciar y erosionar a adversarios con total impunidad. La ex diputada Maru Menández fue víctima de abuso de poder por cumplir con su obligación parlamentaria de control y denuncia del Gobierno, siempre de manera brillante. Lo denunció ante el Tribunal Constitucional y, finalmente, el Alto Tribunal le ha dado la razón frente a la vulneración de derechos fundamentales de la que fue objeto. Sólo quedó una cicatriz más y hoy el sabor de una batalla ganada.
Ha tardado tres años en hacerse justicia. Hay quien dice que llevar razón antes de tiempo es como no llevarla, pero eso no es cierto, precisamente cuando el tiempo demora el reconocimiento debe ser mayor. El PSOE madrileño tiene un elenco de activos políticos de primera línea con los que se debe contar si se quiere realmente recuperar la posición política en Madrid.
No hacen falta experimentar buscando en los anuncios juezas para número dos de la candidatura, ya tuvimos la experiencia del Sr. Baltasar Garzón. Contamos con personas como la Sra. Menéndez, o la Sra. Amparo Valcarce, que hizo de éste un país más digno cuando elaboró la ley de la Dependencia, o la Sra. Ángeles Álvarez o la Sra. Carmen Toledano, luchadoras históricas por la igualdad de la mujer, o la Sra. Lola Carrión, excelente delegada del Gobierno o líderes jóvenes como Eva Matarín, o Noelia Martínez... por ahí debe ir la apuesta socialista.
Madrid siempre tiene un elemento añadido de referencia nacional, es un escaparate donde los hechos y el mensaje se funden y el PSOE necesita uno de unidad. A mí no se me ocurre mejor mensaje que el candidato, Pedro Sanchez, y que quien fue su oponente en primarias, Eduardo Madina, compartan codo con codo los primeros puestos reservados a varones, porque ésa ha sido siempre la cultura socialista.
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