Ciudadanos

En busca del tiempo

La Razón
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Del perdido, se entiende. Lo manido, cuando te preguntan qué cambiarías si pudieras dar marcha atrás en la vida, es contestar que nada, pero es una mentira colosal.

Si uno tuviera la posibilidad de viajar en el tiempo, modificaría muchas cosas y no sólo aquellas que le hicieron perder dinero, amor o salud. No sería necesariamente más bueno, pero se callaría palabras inoportunas, filtraría amistades y alteraría actitudes. Sentado el principio general, es obligado subrayar que se excluye a nuestros políticos, porque en su anestésica fatuidad no hay uno capaz de confesar que la «cagó» y está dispuesto a rectificar. No me refiero sólo a los PP, que se mueven convencidos de ser listísimos y sin interiorizar que han estado un año al borde del abismo. Obvian que, de no mediar la estulticia de Podemos, andarían hechos girones y arrastrándose por la esquinas. Tampoco a los socialistas, que solo han asumido a medias que comparten con el PP un sustrato socialdemócrata y que lo del «cordón sanitario» y el «pacto de progreso» con separatistas y zarrapastrosos es una memez suicida. Estoy pensando en Podemos y en Ciudadanos, cuyos dirigentes se mesarían los cabellos, si hicieran autocrítica. Pablo Iglesias parece cada día un poco más marginal y estrambótico. Da la impresión, a pesar sus 67 escaños y de ser la tercera fuerza en el Parlamento, que ha optado por el «circo» y que irá perdiendo fuelle y hasta titulares en los periódicos a medida que avance la legislatura, pero hace menos de un año tuvo España en sus manos. Le hubiera bastado ordenar a sus cuates que votasen en bloque a favor de la investidura de Pedro Sánchez, para alterar radicalmente el panorama español. Prefirió postularse como vicepresidente y exigir desde el CNI al BOE, pero si no hubiera sido tan fatuo, pedante y engreído, a estas alturas el PP sería una sombra doliente; Mariano Rajoy, un jubilado triste, y Podemos se habría convertido en la fuerza hegemónica de la izquierda y en la verdadera oposición. Lo de Albert Rivera es mucho menos obvio y más leve, pero merece también una reflexión. Sobre todo al comprobar ahora que PP y PSOE pueden sacar adelante, sin el concurso de Ciudadanos, desde la subida del salario mínimo a cualquier ley y que tenderán a entenderse porque se necesitan. ¿Imaginan que Rivera en lugar de obsesionarse por aparecer puro y casto en el centro de todo, hubiera exigido la vicepresidencia, tres ministerios de lucimiento, RTVE y cuota para los suyos en sitios clave? Parecería el sucesor.