Santander

EN SOLFA/ Querido don Alfredo

Seguí la evolución de Banca Catalana desde que me concedió una beca para mi máster en Economía y Dirección de Empresas del IESE y abrí en ella mi primera cuenta. Supe de la forma en que lograste su saneamiento en los años ochenta. Supe también del estupendo trabajo que, ya en los noventa, también realizaste más tarde en Banesto. Por esas casualidades de la vida nos conocimos años después en el Patronato del Teatro Real. Has realizado allí una labor impagable, pues en buena parte gracias a ti, como presidente efectivo de la Junta de Protectores, se ha conseguido aumentar el patrocinio, lo que ha salvado al teatro tanto de los recortes como del sobrecoste de caprichos injustificables. Aprendí, con sólo mirarte a la cara y sin tener que preguntarte nada, a descifrar cuál era la situación de la banca y por añadidura del país. Unas veces me preocupaste y otras respiré aliviado.

Hace un par de meses coincidimos en una de esas larguísimas colas de minutos y minutos que atormentan a quienes deseamos dejar o recoger nuestros abrigos. Me dijiste: «Me he enterado de que has dejado el Patronato», y te contesté: «Sabes que a un burro no se le puede hacer obispo si no quiere, y me cansé de intentarlo, cuando nosotros ya tenemos una edad en la que no es cuestión de perder el tiempo en vano». «Pues no dejas de tener razón», me respondiste.

Por eso te entiendo bien ahora. Eres el mejor banquero que ha tenido España en décadas. ¿Cómo pueden unos tribunales creer que el presidente de un banco se lee los expedientes legales de reclamaciones de deudas de quinientos millones de pesetas? ¿Cómo puede el Banco de España dejarse presionar por unos para no dejarse presionar por otros sabiendo de la injusticia en su día cometida? Cosas como ésta, que mueven a tirar la toalla a quienes realmente valen, es justo lo que menos necesita España en este momento. Así nos va, con ineptos o corruptos allí donde más falta hacen personas como tú.

El Real ha recibido esta semana el anuncio de la consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid de la reducción de un millón de euros en su aportación al teatro para que le anime a «transformarse y acomodarse a la situación y al tipo de ópera querida por el gran público». Quizá sea aún peor la noticia de tu salida del Santander, pero, bien mirado, ¿por qué no vas a poder seguir presidiendo la Junta de Protectores del Real? Hay mucho que agradecerte y es mucho lo que puedes seguir aportando. Quizá hasta consigas que se acuerden de que no sólo Berganza, sino también Caballé, ha cumplido ochenta años. Un abrazo muy fuerte.