Julián Redondo
Encuentros
En el chárter de jurados e invitados a la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias, del 23 de octubre, quiso el destino, o no, que en dos filas traseras y contiguas coincidieran Albert Rivera y Pedro Sánchez, acompañados por sus respectivas parejas, Beatriz Tajuelo y Begoña Gómez. Dos filas de tres asientos: pegada a la ventanilla, Beatriz; a su derecha, en el centro, y no tiene por qué ser distintivo, Albert. Delante, a la izquierda, Sánchez; su esposa, junto al pasillo. Los líderes de Ciudadanos y del PSOE hablaron durante 20 minutos. ¿De qué? Ni idea. Podemos recurrir a todo tipo de suposiciones: de España, esa palabra impronunciable para Colau; del motín catalán; de pactos; de los Premios; de la magnífica temperatura que nos reservaba Oviedo... Nadie les interrumpió, las señoras tampoco. Veinte minutos de charla dan para mucho, pero fue tan privada que sólo trascendió el gesto. Tampoco los protagonistas facilitaron detalles.
«Le Parisien», en cambio, ha revelado que cuando al final del partido entre el Real Madrid y el PSG en el Bernabéu, rodeados de 80.000 gargantas y un ruido ensordecedor, Ronaldo susurró al oído de Blanc que le gustaría jugar en su equipo... Esto sólo puede saberse si una de las partes lo filtra. La noticia surgió en Francia, luego las pruebas apuntan al entrenador, que al ser inquirido por el asunto no lo confirma, ni lo desmiente categóricamente. ¿Hay algo de cierto en el supuesto deseo de Cristiano de salir del Madrid? Quizá. Las declaraciones a «Kicker» abundan en la especie, acreditada con el cariñoso cachetillo que le dio Florentino para recriminarle esos flirteos de tan mal gusto. Cobra 34 millones brutos, ha cumplido 30 años, no es hora de renovar y, sin embargo, se deja querer: «CR7».
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