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José María Aznar Botella

Energía barata

Después de año y medio de intensa negociación, los Ministerios de Hacienda e Industria han llegado a un acuerdo. La nueva reforma energética acaba con el déficit de tarifa, problema éste que no es exactamente de ayer. En este tiempo se han generado miles de millones de nuevo déficit, pero era importante que se llegara a un acuerdo satisfactorio para las partes, esto es, para Hacienda e Industria.

Son varias las razones por la que se ha generado este déficit, entre las que destaca el despilfarro de las renovables. La bola de este tipo de energía se ha ido agrandando durante años a consecuencia de la dictadura de lo políticamente correcto, subsidos excesivos y crédito facil. Cuestionar el modelo de las renovables en las que cada empleo creado salía a precio de oro, era propio de indeseables e inmorales reaccionarios, como lo es manifestarse a favor de la energía nuclear o del «fracking».

España es así, y el resultado es que pagamos más por la electricidad que cualquier otro país grande europeo. Aquí se habla de cambiar el modelo de crecimiento, de crear industria y olvidarnos del ladrillo, pero sin asumir que eso sólo se produce con una fuerza laboral competitiva y con energía barata. No se puede reindustrializar sin energía barata, pero aquí prohibimos la energía nuclear mientras la importamos de Francia, y nos escandalizamos cuando alguien habla de explorar gas y petróleo, mientras los sátrapas de Oriente Próximo se forran a nuestra costa. Nunca en la historia de la humanidad se ha producido semejante trasvase de riqueza, como el que se produce ahora entre los países importadores y los exportadores de gas y petróleo. Les pagamos lo que no tenemos, para que luego ellos utilicen esa riqueza para comprar nuestro patrimonio, nuestras empresas y hasta nuestros futbolistas. EEUU ha reaccionado y en una década será energéticamente autosuficiente. Aquí seguimos enredados con los mismos bobos de hace dos siglos, entonces ludistas y ahora eco-comunistas.

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