Julián García Candau
Entrenadores foráneos
Madrid y Athletic tienen en común su deseo de tener entrenadores extranjeros. En el Bernabéu se tuvo el papel claro con gente de la casa como Miguel Muñoz, Luis Molowny y Vicente del Bosque, al margen de actuaciones transitorias. En el Athletic la excepción fue Joaquín Caparrós porque Luis Fernández, aunque nacido en Tarifa, tiene pasaporte francés, y el Txingurri Valverde se crió en Vizcaya. La tendencia madridista, en cambio, es buscar nombres foráneos sin pensar en acoplamiento al estilo de la casa y al fútbol que gusta en el lugar.
La salida de Mourinho (Don Niní) ha servido, entre otras muchas cuestiones, para que desde dentro del club se esté reclamando que el futuro entrenador entienda el estilo de la casa y que sepa escuchar a los jugadores. Lo dicen futbolistas titulares y canteranos con pocos minutos.
Madrid y Athletic están en su derecho de pensar en entrenadores extranjeros, pero choca más en el caso madridista porque tiene a su disposición a toda la nómina nacional y siempre renuncia a ella. Es una bofetada al gremio que no cuente con uno de ellos. En parte es comprensible porque a cualquier técnico nacional se le pondrían pegas desde el primer día. Se las pusieron a un caballero, y gran entrenador, Manuel Pellegrini, y no se le renovó el contrato a Del Bosque, cuya labor no se había limitado a ser sólo semifinalista europeo como José Mario. Da la impresión de que para ser entrenador del Real Madrid hay que descender de las patas del Cid. O de las de Garibaldi, como ahora parece.
Posdata. Pagar traspaso por entrenador denota mala planificación.
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