Pactos electorales

Ésta no es aún la hora de los pactos

La Razón
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A poco más de un mes de las elecciones-bis, las distintas fuerzas políticas concurrentes exhiben sus diferencias. Esta no es la hora de mostrar las cartas sobre pactos futuros. Entre otras cosas, porque hay que esperar a conocer los resultados. Hasta ahí todo normal. Lo que es más discutible es el empeño en forzar las críticas al competidor cercano con el riesgo de romper puentes y dificultar el imprescindible pacto cuando llegue la hora de la verdad. Es lo que me parece que está pasando con la estrategia del Partido Popular de zaherir, descalificar o ignorar a C’s, con el que necesariamente tendrá que contar para seguir gobernando. Tampoco parece el momento de que Albert Rivera exhiba su rechazo a Mariano Rajoy. Ya habrá tiempo de discutir esto. En cambio está muy puesto en razón el rechazo tanto de C’s como del PP a Podemos con el que el futuro entendimiento se considera imposible por representar una amenaza al sistema establecido y por su populismo y su defensa del derecho a decidir, entre otras cosas. Ahí están sus socios de IU defendiendo descaradamente el régimen de Maduro en Venezuela. ¡Si serán necios! Por la misma razón, Podemos y sus socios planean la campaña como un descarnado enfrentamiento con la derecha. O ellos o nosotros, parecen decir. No hay término medio. Esta radicalización derecha-izquierda o sistema-antisistema se convierte en la línea dominante de la campaña.

Es normal que, ante este panorama y los datos de las encuestas, en el PSOE anden preocupados. El partido centenario lleva camino, a manos de Pedro Sánchez, de quedarse, lo mismo que C’s, en partido-bisagra, como tercera fuerza del Parlamento. Confiesa Sánchez, que continúa en fuera de onda: «Si dependo de los votos de Pablo Iglesias nunca seré presidente». Sigue con la perra de la presidencia. En realidad, si por él fuera, habría en España un «Gobierno reformista y progresista» con Podemos, los comunistas, los socialistas, los separatistas y todas las turbias mareas. No importa que ese modelo esté fracasando en los grandes Ayuntamientos, paralizados por falta de presupuestos. Por lo visto, eso no importa. De ahí su persistente y exacerbada crítica al Partido Popular y a Rajoy, destrozando los puentes de un futuro entendimiento cuando llegue esa hora de la verdad. Cuenta para ello con la apreciable ayuda de las terminales mediáticas del PSOE que no pierden ocasión estos días de inflar informaciones negativas para Rajoy y los populares, algunas viejas y otras intrascendentes, con tal de fomentar la crítica y aportar munición a sus amigos. Hay jueces que también ayudan en el empeño, como era de esperar. Lo peor es que ni aquí ni fuera de aquí –ahí están Austria, Estados Unidos, etcétera– corren buenos vientos para las fuerzas de centro, especialmente para las que no saben ya a qué juegan.