Rosetta Forner

Eva era persona

La Razón
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Ayer fue el «Día Internacional Mujer Trabajadora». Las amas de casa carecen de remuneración. Ergo ¿no era su día? ¿No son trabajadoras? Sustituir homenaje («home» significa «humanidad», no «hombre»), por «mujeraje» o poner muñequitas en los semáforos, no fomenta la igualdad. La igualdad empieza en el interior de cada mujer. Mujeres y hombres son personas: mismos derechos, mismas responsabilidades. Ni alma ni inteligencia tienen género. El hembrismo, con sus mensajes de queja persistente (ellas ganan menos, lo tienen más difícil por el consabido «techo de cristal» y etc...), perjudica la causa de la mujer. No por querer ser madre, o no ambicionar ni dejarse la piel en alcanzar un puesto directivo, se es una fracasada. Cuestión de elección personal. Cada cual tiene su escala de valores. Tan digna es aquella que decide ser madre y/o ama de casa como la que ambiciona ser presidenta de una compañía o emprendedora. El hembrismo sólo sirve para desprestigiar a la mujer a sus propios ojos y perpetuarla en el victimismo –es la posición menos favorable para desarrollarse y mostrarle al mundo su mejor yo–. Las mujeres que creen en sí mismas, están orgullosas de ser quiénes son y lideran su vida, no necesitan permiso para triunfar ni para vivir su vida como elijan: si quieren algo, van a por ello. Tampoco usan a los hombres como como excusa para disimular su «fracaso vital» ni su «incompetencia», ni como pareja para «quedar bien con la sociedad», ni les quita el sueño el género de las palabras.