José Luis Alvite

Falta de litio

Falta de litio
Falta de litiolarazon

He deseado siempre la lealtad de la mujer a la que amase y sin embargo me he relacionado con mujeres que por estar conmigo eran desleales con alguien. Naturalmente, en cada relación de ese tipo supuse siempre que la suya conmigo era una lealtad transitoria y que en cualquier momento ella daría con otro hombre al que ofrecerle su fidelidad en detrimento de la que me hubiese prometido. Por mi parte he sido siempre desleal y lo que me duele de reconocerlo no es que se trate de una confesión inmoral, sino de que me haya ocurrido menos veces de las que habría deseado. Con cada engaño se contrae el remordimiento del que suele surgir un cierto impulso creativo muy recomendable para quien desee sentirse escritor. La sensación de culpa suele producir mejores frases que la sensación de felicidad, del mismo modo que algunos de mis momentos de mayor creatividad surgieron a raíz de levantarme de madrugada con hambre y descubrir que estaba vacía la nevera. Se genera en la indigencia económica un cierto fermento en el que se urden el arte y la violencia, un caldo de cultivo sórdido e inquietante que desencadena la furia y el rencor en el que suele incubarse indistintamente el talento y el crimen. Cuando una relación sentimental es estable y duradera, lo llena todo de paz, de pasteles y de flores, pero es muy probable que extinga de paso el impulso creativo. A veces esa serenidad femenina que parece amor es sólo falta de litio. Yo he amado siempre con el alma en vilo, ansioso por conservar a la mujer amada y temeroso también de conseguirlo. Casi sin darme cuenta he seguido en mi vida sentimental la idea de que lo que de verdad favorece el descanso no es que sea buena la cama, sino que resulte insoportable el cansancio. Y yo siempre he encontrado aburrido descansar por costumbre en la misma cama en la que me haya cansado.