Julián Cabrera
Fútbol y baloncesto
Creo que era Julio Camba quien decía que hay siglos que no está uno para nada. Probablemente, podrían afirmar lo mismo los seguidores del Real Madrid, que en una de las revanchas naturales contra el Barcelona, han vuelto a perder. Esta vez, el culpable no es Mourinho, aunque nunca se sabe y cargar sobre él una maldad más puede hasta divertir al personal civil. El Madrid manda en la Liga de baloncesto y, en la misma, el Barça no ha creado base constructiva firme. En partido de Copa se podía presumir que la victoria caería en el cesto madrileño y, tras dos prórrogas, el triunfo fue azulgrana a pesar de que no puede disponer plenamente de Navarro.
La Copa adquirió emoción especial por el hecho de que se enfrentaran los dos grandes en el primer partido. Habría sido erróneo hablar de final anticipada porque no era previsible que el equipo barcelonés pasara de ronda. El deporte tiene la ventaja de que cualquier pronóstico, por seguro que parezca, puede resultar fallido. El baloncesto, deporte que ha logrado triunfos internacionales tan brillantes como «La Roja» de fútbol, sin embargo, solamente adquiere trascendencia social cuando aparece el morbo de la contienda entre los mismos que lo producen futbolísticamente. En esta temporada, con frecuencia, se ven más espectadores en determinadas canchas de baloncesto que en campos de fútbol de Segunda e incluso de Primera. Se da el caso, en la misma ciudad, de que hay más abonados en baloncesto que en fútbol. En Vitoria, 9.000 el Baskonia y 5.000, el Alavés.
Posdata. En el Buesa Arena hubo 15.500 espectadores.
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