Cristina López Schlichting

Golpe y contragolpe en el socialismo

La Razón
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Susana Díaz quiere nuevas elecciones y encabezar el PSOE, Pedro Sánchez quiere gobernar con Podemos. Y ayer, en el comité federal, se escenificó exactamente este duelo. La presidenta de Andalucía infligió un golpe importante al secretario general al conseguir adelantar las primarias al 8 de mayo, lo que permitiría cambiar el candidato antes de unos nuevos comicios. La maniobra más inesperada –por lo tanto, la más astuta– fue, sin embargo, la de Pedro Sánchez, que anunció que someterá sus acuerdos políticos con otros partidos al voto de las bases, unas 197.000 personas que ya lo eligieron a él cuando se batió en primarias. Si el secretario general del PSOE amarra bien un acuerdo y los militantes lo respaldan, es muy difícil que los barones puedan echar atrás el proyecto. Sobre todo porque parece que los afiliados votarían antes que los barones. Ayer se aclararon un par de cosas más, que Sánchez aceptará del Rey el encargo de formar gobierno el martes y que no apoyará al PP, tampoco con la abstención en una investidura. La propuesta de Felipe González en la entrevista de El País ha caído, por lo tanto, en saco roto. Así pues, volvemos al escenario de pacto «reformista y progresista» que Sánchez avanzó tras su encuentro con Felipe VI. Ha aclarado que negociará también con Ciudadanos, pero Albert Rivera no va a ir más allá de la abstención, así que precisa de Podemos. La cosa está peliaguda por el tema del independentismo. La anterior reunión del comité federal ya aprobó un texto que rezaba: «La autodeterminación, el separatismo y las consultas son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo». Así pues, la negociación entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez depende de Ada Colau. No me imagino yo a la alcaldesa de Barcelona renunciando al referéndum, ni siquiera a las «confluencias», al menos Compromís y las Mareas. Puesto que Pedro ha prometido negociar «con luz y taquígrafos» se abre un interesante baile en la izquierda española que presenciaremos desde la primera butaca. Del resultado dependerá el futuro político de Sánchez o, más exactamente, que tenga o no futuro alguno. Porque si fracasa en las negociaciones, la escabechina está servida y Susana se convertiría en la primera mujer candidata a presidenta de Gobierno en España,que es cosa que seguro tiene mucho tirón en el sector femenino. Se me ocurren insospechadas consecuencias de un movimiento así, por ejemplo que el PP considere presentar a Soraya Sáenz de Santamaría. Mujer contra mujer. Interesante. En fin, estoy yendo demasiado lejos. Por ahora, lo único en lo que todos coinciden en el PSOE es en el rechazo al PP, pero eso no es mucho mérito desde un partido socialista. En las próximas semanas se sabrá si tendremos un PSOE centrado o un socialismo echado al monte de la mano de Podemos. Y eso determinará nuestra Historia inmediata.