Gracias

Lo que ha pasado con una encantadora abuela británica de 86 años de nombre May Ashworth me recuerda a la abuela de una amiga mía, que cada vez que salía de casa, cogía el teléfono y marcaba el 0. Cuando su nieta le preguntó por qué lo hacía, su abuela le dijo que había escuchado un mensaje en el contestador que le decía: «Para salir, pulse el 0». Y ella, pulsaba el cero cada vez que «salía» de casa. Todavía lo contamos en las cenas de Nochebuena.

El caso de May Ashworth ha emocionado a todos. Cada vez que buscaba algo en Google, esta abuela británica lo pedía por favor y daba las gracias por ello: «Por favor traduce estos números romanos MCMXCVIII, gracias». Sus maneras han conmocionado tanto al personal, que incluso Google le ha respondido: «Querida abuela de Ben, esperemos que estés bien. En un mundo de miles de millones de búsquedas, la tuya nos ha hecho sonreír. Ah, y la respuesta es 1998. Gracias».

Siempre que hay una abuela apuntando a convertirse en un crack, hay un nieto que se encarga de anunciarlo. May también tiene un nieto, Ben, el encargado de compartir las buenas formas de su nana en las redes sociales y hacerlo viral.

Estamos perdiendo las formas. Por eso nos parece encantador, tierno y hasta sensiblero que una mujer de 86 años pida las cosas por favor y dé las gracias por ello . Existen pocos lugares donde te sonrían antes de atenderte y te deseen un feliz día después. He hecho la prueba: en el consultorio médico, en el autobús y en la caja del supermercado de unos grandes almacenes: no es que no te sonrían ni te den los buenos días, es que te ladran directamente o miran hacia otro lado. Que yo recuerde, tan solo los empleados de Starbucks y Apple hacen gala de esas buenas formas. Deben ser rentables, sin duda. La educación, como la cultura, vende y vende muy bien. Existe la equivocada creencia de que la cultura no da votos, cuando es falso y un error muy común. Si fueran lo suficientemente listos y educados, lo comprobarían. Hagan el favor de probar. Gracias.