Paloma Pedrero
Hasta que nosotras...
...no empecemos a mirar el mundo con nuestros ojos, que no son los de ellos, el mundo seguirá siendo injusto con las mujeres. Y el mundo visto con nuestra mirada es diferente, porque somos diferentes. Nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma tienen sus sentires y opiniones, desde la forma y dimensión distinta en la que están configuradas. Nuestro cuerpo es más pequeño, tiene otro sistema hormonal y otro cerebro. Nuestro cuerpo consta, además, de una factoría para hacer vida. Un sofisticado sistema de crear seres humanos. Hijos que se hacen y crecen en el útero y que maman de nuestros pechos. Cuerpos que se transforman con la gestación y el tiempo. Por eso hasta que nosotras no aceptemos la autenticidad de esa transformación y dejemos de luchar por tener el cuerpo y la mente que ellos desean, estaremos humilladas y seremos artificialmente hermosas.
Nuestro rostro, nuestro ser, nuestro pensamiento han de transformarse para que el ciclo de la vida se cumpla. Y es tan hermoso ver la belleza de la piel curtida, de las caderas ensanchadas, de los ojos más hondos y sabios.
Hasta que nosotras no comprendamos que, aunque queramos estar con ellos, podemos vivir sin ellos. Saber que la libertad trae, a veces, la soledad. Pero que la mala compañía es incomparablemente peor. Hasta que nosotras no seamos conscientes de que somos seres humanos completos y complejos con todas las posibilidades; que no podemos permitir que nadie se burle de nuestra calidad de hembras; que la fuerza física es sólo una virtud cuando se usa para la paz. Hasta que comprendamos que poseemos valiosas cualidades y las ejercitemos con orgullo de hembra, seremos las peores enemigas de nosotras mismas. Es urgente, tenemos que comprenderlo.
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