Julián García Candau
Hay tres ligas
Ya no hay estrenos de Liga en domingo, como tampoco existen los estrenos del Sábado de Gloria. Ya no hay una Liga española, sino tres. En la primera sólo juegan dos y el resto es acompañamiento. En la segunda participan cuatro o cinco como mucho. Son los que aspiran a las plazas europeas que dejan vacantes los dos grandes y los puestos de Liga Europa. El gran pelotón, la clase baja, dedica el torneo a evitar el descenso.
Las competiciones comenzaron el viernes y los partidos de Primera tienen fecha hasta el lunes. Se acepta que en pleno verano haya partidos de trasnoche. No se entiende por el contrario que en la agobiante canícula se programen partidos a horas en que el peligro de deshidratación existe.
Ya no hay Federación, ni Liga de Fútbol Profesional. Actualmente, el mando en plaza lo ejercen las compañías de televisión que poseen los derechos que principalmente otorgan, en los dineros se entiende, a Madrid y Barça. De la parte alícuota del resto también se benefician los dos ricos. Se les adjudica lo suyo y parte de los demás. Y ahora, hay un presidente de la Liga, antaño defensor de los pobres, dispuesto a mantener los privilegios. Tendrá que llegar el día en que la mayoría ejerza sus derechos democráticos. Las compañías televisivas, que ahora reparten los horarios de acuerdo con sus necesidades, presumiblemente, en las próximas negociaciones no ofrecerán más dinero. Los clubes se darán con el canto en los dientes si cobran lo hoy estipulado. Sería dramático haber puesto la cama.
Posdata. La Liga española crea estrellas para que brillen fuera.
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