Enrique López
Helena de Cataluña
En la mítica Troya se preguntaban qué tenia el rostro de Helena para que su marido Menelao y su hermano Agamenón Rey de Micenas junto al temible Aquiles hubieran pertrechado más de mil barcos para ir hasta Troya con el fin de recuperarla. Los troyanos no entendían por qué una Helena enamorada del pusilánime Paris, hermano de Héctor que acabaría muriendo por su culpa, podía provocar semejante eclosión bélica cuyo final fue el famoso ardid llamado Caballo de Troya. Lo que desconocían los troyanos es que Helena era hija del mismo Zeus, y su belleza era tan inmensa que justificaba luchar por la misma. Esto es un poco lo que ocurre en Cataluña, Paris pensaba que tan solo abrazaba a una mujer y que, como tal, su marido Menelao, así como Agamenón, tenían que conformarse con su huida y darla por perdida; pero no fue así, Helena era algo más que una mujer, provocó que todo un ejército surcara el mar hasta Troya para recuperarla. La diferencia es que Helena se enamoró de Paris y no fue raptada, sino que voluntariamente se fue con él. Por el contrario, el independentismo catalán intenta raptar a Cataluña, incluso sabiendo que más de la mitad de los catalanes no lo quieren, pero les importa poco, como los extremistas y radicales, nunca dejan que la verdad estropee su pulsión. Por eso están consternados, asustados, y sorprendidos al comprobar cómo nuestro Menelao, Agamenón y Aquiles están dispuestos a luchar, en este caso, para evitar el rapto de la bella Helena. Esa es pues la diferencia, Helena se fue voluntariamente enamorada de Paris, pero el independentismo catalán ni es tan bello como Paris, ni tiene legitimación alguna para raptar a Cataluña. Además, los independentistas piensan que la razon por la que el resto de España va a luchar por la españolidad de Cataluña tan solo lo es por defender la integridad territorial de España, algo que el art. 8 de la Constitución obliga, mas desconocen que estamos enamorados de Cataluña, nos encanta su bello rostro, la sentimos muestra, y con ella a sus gentes, y además, más de la mitad nos quieren al resto de españoles. No nos importa que se sientan más o menos españoles, lo que nos importa es que quieran compartir un proyecto común que se llama España. Yo no me levanto por las mañanas sintiéndome europeo, pero creo en ese proyecto común, del que, por ejemplo, Gran Bretaña se ha querido salir sumando la mitad más uno, y están reconociendo el error que han padecido, y eso que no abandonan su país, sino una mera unión. Agamenón luchó por recuperar a la mujer de su hermano sin saber que esta se había ido voluntariamente. En nuestro caso, luchamos con nuestro estado de derecho sabiendo que algunos pretenden arrebatarnos a Cataluña en contra de su voluntad, y para superar esto, pretenden llevar a cabo un simulacro de referéndum a fin de hacernos creer que cuentan con la voluntad de la bella Cataluña. Pero saben que aún si se celebrara legamente un referéndum no lo ganarían, y por ello tampoco desean este pacto con el Estado, saben que perderán.
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