Julián García Candau
Jordi Alba y diez más
España tardó tres minutos en marcar y media hora en recuperar el balón. Jordi Alba hizo una gran jugada y batió al meta nigeriano. Roberto Soldado tuvo dos oportunidades para marcar y marró. Cesc Fàbregas tuvo otras dos y una de ellas la estrelló en el palo. Fernando Torres salió al campo y al minuto logró el segundo tanto español que daba la tranquilidad.
El equipo, sin fuerza, agobiado por la alta temperatura y la humedad, sólo caminó. Con Pedro, que siempre tiene gasolina, Alba que posee un surtidor y David Silva que relevó a Cesc, el equipo cobró más ritmo y de la combinación entre Silva, Alba y Pedro salió el centro que remató de cabeza Torres. Hasta entonces, siempre hubo amenaza del empate. Alba, a pase de Villa, llegó ante el portero y certificó la victoria. Lo del zaguero barcelonista es épico. Tiene velocidad para acudir al ataque y regresar a la defensa.
Al equipo español le costó manejar el balón como suele y la consecuencia fue poner a prueba a Víctor Valdés, quien tuvo en Alba al mejor defensor en los momentos en que Obi Mikel, futbolista del Chelsea, lanzó a sus compañeros. Del partido hubo que quedarse con la figura del lateral barcelonista que corre tanto como Jorge Lorenzo aunque sin la veloz Yamaha que pilota el campeón del mundo de MotoGP.
La mayor posesión en la primera parte apenas se manifestó en la firmeza del juego porque la lentitud, la parsimonia del equipo, propició que Nigeria llegara al área de Valdés y creara ocasiones de gol. «La Roja» no puso el mismo empeño físico que contra Uruguay. Pareció que con el tanto tan tempranero se había alcanzado ventaja suficiente para no esforzarse en demasía. No obstante, en la segunda mitad cumplió con el pronóstico. Ahora le espera Italia en semifinales, que quiere venganza de la final de la pasada Eurocopa.
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