Julián Redondo
La boticaria de Belgrado
Amedida que Lisboa se acerca a Madrid, la incertidumbre aumenta. El manejo de altas y bajas entre los finalistas de la Liga de Campeones es más coyuntural que matemático. Cristiano Ronaldo despeja dudas y asegura que va a jugar, aunque sus entrenamientos no pasen de discretos. No es el caso del eje del equipo: Pepe, Alonso y Benzema. Los problemas del central le afectan a un gemelo y las lesiones en esa zona son peliagudas y de complicada curación. Descartado. La alternativa, Varane, si la rodilla no se hincha. Alonso está sancionado. Huelga lucubrar. Y Benzema cada día que avanza confía un poco menos en su recuperación. Le ocurre como al turco Arda Turan, que ha reclamado la atención de un especialista de su país porque no mejora del golpe en la cresta ilíaca. Y quiere jugar, a riesgo de una recaída. Él no tiene Mundial e imagina que quizá no se vuelva a ver en otra. La cita no es con el eterno rival, es con la historia. En cuanto a Diego Costa, sólo falta que lo vea un curandero. Sin él, el Atlético es menos Atlético, aunque haya saltado los últimos obstáculos sin su concurso. Costa es fundamental en el esquema del Cholo y en la moral del grupo, es aporte físico, goleador y anímico, de ahí la visita desesperada a la farmacéutica de Belgrado, Marijana Kovacevic. Se ha dicho que lo tratará con placenta de caballo, lo cual es imposible debido al sexo del equino, pero sí que le aplicará un gel o le inyectará un preparado a base de placenta de yegua, que no es lo mismo. ¿El resultado? Difícil de pronosticar, como el de la final, como el futuro de Xavi en el Barça. Si Luis Enrique anuncia que tiene que hablar con él, el porvenir azulgrana del cerebro de la Selección presenta más dudas que misterios las alineaciones del Atleti y del Madrid. Pasen, vean y hagan juego. Emoción y suspense, garantizados.
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