Investigación científica
La ciencia da la batalla al cáncer
Hasta hace muy poco, hablar de cáncer era prácticamente invocar el peor de los desenlaces. Era una palabra maldita que había que ocultar con el eufemismo «larga enfermedad». Cuando alguien moría después de una «larga enfermedad» quería decir que no había superado una de las muchas maneras de desarrollarse este tipo de dolencia. Esta enfermedad no debe estigmatizarse, sino afrontarse con la esperanza de que, en estos momentos, la medicina ha desarrollado medios lo suficientemente avanzados como para no considerarla mortal de necesidad. La progresión histórica en los tratamientos nos da muchas muestras de que, pese a ser un diagnóstico temido, ahora podemos mirar con más optimismo esta dolencia. Una de las más importantes son los ensayos con resultados positivo que se están realizando para controlar el proceso de metástasis. Estas investigaciones evidencian los retos más inmediatos: el tiempo de detección del cáncer es un factor determinante para procurar su cura antes de que sea demasiado tarde. Con este nuevo tratamiento, los científicos afirman que se ganaría un tiempo imprescindible para salvar un alto porcentaje de las muertes producidas hoy en día tras alcanzar la fase de metástasis. Estamos hablando de investigación y ciencia y de la necesidad de que sus trabajos puedan desarrollarse con todos los medios. En este sentido, nuestros hospitales de referencia están demostrando estar a la cabeza y dotados con los mejores profesionales. El avance que se ha producido en los últimos años no debe hacernos perder de vista que el cáncer es la primera causa de muerte entre los hombres y que su desarrollo, según los oncólogos, es que irá creciendo. Los datos presentados hace unos días por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) muestran que, en 2015, se registraron 247.771 casos –247.771 en hombres y 148.827 en mujeres–, lo que supone que se han sobrepasado en más de mil las estimaciones previstas para 2020. Para los expertos, este aumento se explica no porque los avances médicos que se están produciendo en prevención y tratamiento no estén dando resultados, sino porque la esperanza de vida ha crecido y, por lo tanto, también los casos de tener cáncer más allá de la edad en la que se diagnostican en mayor número, que es la franja de entre los 55 y los 59 años, sobre todo en hombres. De hecho, según este mismo estudio, un porcentaje muy alto de las personas mayores de 70 años a las que se les ha detectado la dolencia acaban falleciendo por otras causas. El cáncer es una enfermedad que tiene causas genéticas, pero también sociales, es decir, que depende de los hábitos y modos de vida. Aunque uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres van a tener la enfermedad a lo largo de su vida, los medios para tratarlos ahora son mucho más avanzados. Los médicos oncólogos apuestan por una «medicina personalizada», muy adaptada a cada caso, porque ningún diagnóstico es igual a otro. Por contra, la prevención parte de las mismas pautas que han sido muy estudiadas: tabaco, alcohol, obesidad y sedentarismo. Eliminando estos cuatro factores al mínimo posible, los especialistas creen que un tercio de los diagnósticos de cáncer podría evitarse. Es más, el estudio del SEOM cree que la extensión de la enfermedad a edades por debajo de los 40 años podría corregirse si se mantuvieran unos hábitos más saludables. A pesar de que el diagnóstico de cáncer sigue deparando un futuro incierto, debemos agarrarnos al avance de la medicina y la ciencia y al hecho contrastable de que un 53 por ciento de los casos tiene curación.
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