Toros

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La ducha

La Razón
La RazónLa Razón

Miren que hay cosas que me gustan en la vida más que comer con los dedos. El Atleti, los hombres canosos con alguna cardiopatía congénita y la tensión alta, el atascaburras, mi Perry Mason (mi perrillo adoptado), mis amigas (y las hay masculinas), el sofá de mi madre, Albacete, la radio, la gente educada, la demagogia, lo políticamente correcto y la crema anti bolsas de ojos. Yo ya voto por la corrección política, el populismo y lo de quedar bien, porque estoy literalmente hasta la poitrine del personal que ha descubierto que el chafarrinón es bello. No.

Quedar bien se ha pasado de moda y debe volver, coño, porque detrás siempre hay una idea que en su inicio era buena. Por qué no se lleva guardar las formas, eh, me lo quiere explicar alguien, que seguro que hay miles de voluntarios. Pero, pero, pero, si hay algo que me gusta más en la vida que comer con los dedos es un rancio. A mí un rancio me vuelve loca. Y si te llamas Fran Rivera, es que ya pierdo la chola. Qué hombre, por Dios, ya no quedan machos así, qué pena. No quedan machos que guarden las esencias tanto como Fran Rivera, qué arte más grande pa lo suyo. Pa lo suyo no me refiero al toreo, ojo, que el toreo es otra cosa y no lo que hace Fran Rivera, pero ese es otro tema, del que ya me he quitado y al que no pienso volver. Ha dicho el maestro que lo que tienen que hacer los antitaurinos es ducharse y me ha parecido tan pueril el comentario que me da cosica contestarle. Es que me ha dao hasta ternura. Ay, Fran, qué bonico que eres. Y qué guapo, es verdad, pero de higiene no debes hablar. La higiene es otra cosa, maestro, e incluso la higiene mental aconseja no hablar con esa altura moral que te gastas y que no sabemos de dónde has sacado. Y una cosa te voy a decir: hoy me he duchado y cuando he salido a los medios de la alfombrilla siguen sin gustarme los toros. Y me gustaban. Háztelo mirar. Que igual te roza.