Deportes
La felicidad
Feliz salida y entrada de año. Acaso la frase más repetida cada 31 de diciembre. Cortita y al pie, en términos futbolísticos. Es un deseo generalizado, sin rencores desatados ni pasión desenfrenada. Se esgrime para quedar bien y se subraya para desear lo mejor sin entrar en detalles. También habrá quien desee un dolor de barriga y, la mayoría, un pronto restablecimiento. Según los casos. Pero el hecho irrefutable es que 2017 toma las de Villadiego e irrumpe 2018 con la esperanza de que todo nos vaya un poquito mejor. A partir de ahí, recuerdos, que en el deporte español consumen Lydia Valentín, Mireia Belmonte, Garbiñe Muguruza, Nadal, Mir y Márquez, Sergio García y Jon Rahm, el Madrid pentacampeón, Sandra Sánchez, Damián Quintero y muchos más deportistas que a lo largo del año, en determinados momentos, nos han trasladado a ese limbo que es la felicidad.
Canta Al Bano que «la felicidad es un trago de vino por el camino; la playa de noche, ola de espuma que viene y que va; es un viaje lejano mano con mano, la felicidad...». Palito Ortega simplifica la cuestión para reconducirla hacia la canción del verano, que es lo que parece este invierno: «La gente en las calles parece más buena; todo es diferente gracias al amor. La felicidad jajajaja».
La felicidad de Cristiano Ronaldo es ser padre de cuatro hijos, el quinto «Balón de Oro», la Eurocopa de Portugal, la Champions y pensar que, ya con la vida resuelta, al colgar las botas podrá hacer películas, de galán, quizá, o de villano... si la responsable de la Unidad Central de Coordinación de Hacienda en Materia de Delito Fiscal, Caridad Gómez Mourelo, le mete en la cárcel. Por el trato que recibe de la Agencia Tributaria, sólo por eso, a Cristiano le gustaría parecerse más a Messi, cuyo delito ascendió a la tercera parte que el presunto suyo. Estaría feo que acabara como el Dioni.
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