Tenis
La final, la noticia
Está como en sus mejores tiempos. Ilusionado, mentalizado, concentrado, fuerte, rápido de piernas, sereno, rejuvenecido, animado, ambicioso. Audaz. Rafa Nadal es el tenista que conquistó 14 Grand Slams con un par... y una mente prodigiosa. Poderoso. Avasallador. Otra vez. A quienes le han felicitado por «guasap» tras la memorable victoria ante Grigor Dimitrov responde: «¡Vamos!». Quienes le siguen de cerca, sufren con sus lesiones y le animan cuando el cuerpo es la barrera que le impide prosperar, avanzar, celebrar cada punto, ganar. Reconocen que estos meses de reposo físico y mental, en los que se mezclaban la frustración y el dolor, «le han venido muy bien». Y aseguran: «Está como una moto». Definición coloquial del estado de ánimo del campeón irreductible, «increíble», «heroico», según titulares de todo el mundo, e «inmenso», aclamado así por Felipe VI.
Por encima de todo, de los vientos de Poniente y de Levante, de la lluvia y el frío, de las nieves y los años de bienes, de la marejadilla en el Cantábrico, de los recortes, de la bajada del paro, del acojone por el futuro de las pensiones, de los salarios menguantes, de los presupuestos de Puigdemont y las presiones de la CUP, Rafa Nadal domina el panorama informativo del fin de semana como acaricia las líneas de la pista de Melbourne. Imponente. Por encima de los informes confidenciales, de la decisión de Pedro Sánchez de presentarse a las primarias, de las largas cambiadas de Susana Díaz, de las filtraciones del ex juez Santiago Vidal sobre los presuntos chanchullos del Govern; por encima de la muerte de John Hurt (DEP), del paupérrimo partido del Atlético en Mendizorroza que culminó con empate y gracias, y de las lesiones que acosan a Zidane y del talento desperdiciado del «mingafría» de Benzema, Nadal es la rabiosa actualidad.
Y la final del Abierto de Australia, la noticia. Nadal-Federer. Es la vuelta a la vida de dos colosos sorprendidos por una excedencia involuntaria, varados durante meses en el sofá por una muñeca que no impidió labrar una medalla de oro en Río de Janeiro (Rafa) y por una rodilla que sugería la jubilación (Roger Federer). ¿Encuentro de exhibición como el que iban a jugar y no pudieron en Manacor? No. La apoteosis del tenis.
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