Elecciones generales
La gran mentira
Llevamos años escuchando que los jóvenes españoles en edad de trabajar forman la generación mejor preparada de nuestra historia sin pararnos a analizar, en serio, si se trata de una realidad o de una simple frase propagandística que ha hecho fortuna, como tantas otras en este país nuestro en el que los tópicos son verdades inmutables, y la demagogia la base en la que se sustenta el conocimiento de la realidad que nos circunda. Por eso son capaces de convivir una cosa y su contraria con una naturalidad que escalofría. O no es acaso una contradicción que seamos una de las naciones europeas con mayor índice de fracaso académico, desde la escuela primaria hasta la universidad, mientras se asegura que los jóvenes españoles, sin excepciones, tienen un nivel de conocimiento que poco menos que les acerca a la excelencia. Lo es, como demuestra que estemos inmersos en la discusión de la enésima reforma de la enseñanza desde el final de la dictadura. Una reforma que saldrá adelante y durará lo que dure el Gobierno de Mariano Rajoy al que le quedan dos años y medio para remontar un desgaste brutal que sería insalvable si no fuera porque enfrente, en el PSOE, llevan meses y meses en caída libre y sin una sola idea capaz de ilusionar a una mayoría de españoles. Desde los albores de la etapa democrática la educación ha sido el terreno en el que la izquierda ha realizado múltiples experimentos, siempre con la vista puesta en el adoctrinamiento más que en el conocimiento. Si hay muchos, aunque ni de lejos la mayoría, de jóvenes españoles muy bien preparados ha sido gracias al esfuerzo de las familias por darles una educación complementaria al desastre de la Logse. Estamos, pues, ante la gran mentira de la alta cualificación y preparación de toda una generación de españoles. Una mentira que sólo terminará con un pacto de Estado que impida que los vaivenes electorales condicionen el funcionamiento de la escuela.
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