La opción ganadora

No sólo está en el puerto de montaña más duro en la larga y difícil etapa de la lucha contra la crisis. Está en las rampas más empinadas, las que alcanzan pendientes endiabladas que superan el 20%. Y aun así, el partido en el gobierno está manteniendo la compostura, liderando. Así se le ve y así se le quiere a pesar del retroceso doloroso en autonomías clave. La mayoría de españoles confía el futuro a su fuerza, su resistencia, su capacidad de recomponerse y salir –lo antes posible– airoso.

Pero el sondeo que hoy publica LA RAZÓN no sólo revela que el Partido Popular es la apuesta favorita para acabar con la depresión. Descubre además que el PSOE no es una alternativa creíble. Rubalcaba, que sigue sin renunciar al maillot rojo y a ser jefe de filas, está enteramente desfondado: su pájara es una permanente y ya no hay avituallamiento ni dopaje que valga.

Y, las cosas como son, disparatado o no, la demoscopia prueba que hay quien confía en la extrema izquierda de Cayo Lara para ofrecer soluciones simplistas ante un escenario complejísimo; como hay quien avala las ocurrencias populistas de Rosa Díez para funcionar como pilares consistentes de una sociedad que ansía echar a correr. ¡Y ahí siguen el uno y la otra dando guerra!

Los ciudadanos ni muchísimo menos se resignan. Se limitan a expresar que lo más fácil ahora sería apostar por aventuras en apariencia sugerentes, ir a lo sencillo y mediante atajos. Pero nadie quiere girarse de nuevo para depositar su confianza en un socialismo que causa verdaderas pesadillas.

Todos sabemos que ante una enfermedad crítica, más nos vale ponernos en las manos de un cirujano que entregarnos a los caprichos de un curandero que nos unte de extravagantes ungüentos. Es tiempo éste de gestores, no de mercachifles.