Novela
La realidad supera a la ficción
Yo que me dedico a escribir novelas negras, siempre intento no retorcer demasiado la ficción para que sea verosímil, pero al final ,siempre es cierto que, como decía Wilde, la realidad supera a la ficción. La historia de Elda lo confirma. Un niño de ocho años, con autismo y problemas de movilidad, que vivía en una casa de acogida, o mejor dicho en dos, porque los padres estaban separados, aparece muerto en vacaciones, en casa de su padre -de acogida, junto a la mujer de este, embarazada, tras la agresión de dos encapuchados, que no querían robar, sino solo asustar o mejor dicho aterrorizar. El caso no puede ser más inquietante. Y más aún si se añaden los detalles de que la agredida sufrió tocamientos además de golpes y de que el niño fallecido estaba semidesnudo. Todo apunta a un ajuste de cuentas, a una venganza, en la que cupiera el miedo al dolor, pero también la vergüenza a través de la intimidación sexual. Como en los más sinuosos crímenes suele haber poca distancia entre víctima y verdugo, además de investigarse si el niño fue asfixiado o murió de un infarto, ha salido a relucir la relación de la expareja que compartía paternidad de acogida, que al parecer, era violenta. Y en esta ocasión no por culpa de él, sino de ella... No se sabe más. A partir de aquí, todo son puras especulaciones que la Policía quiere evitar, por lo que incluso ha pedido a los vecinos que guarden silencio. Supongo que también ustedes, desde estos datos, imaginan cualquier cosa. Y lo peor es que la más terrible de todas podría ser cierta. O la más tonta... A saber.
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