Podemos

Las nueces de Pablo

La Razón
La RazónLa Razón

El comité federal para el que mañana martes fijará fecha definitiva la gestora del Partido Socialista –el próximo sábado 23 casi con total seguridad– es contemplado desde la dirección de Podemos como posible punto de inflexión de otro intento que se pretende definitivo para «asaltar los cielos». Pablo Iglesias ya viene avanzando algo más que simples pistas. La reunión del máximo órgano de poder en el PSOE no va a ser fácil, ni corta, ni tampoco indolora. A nadie en la dirección socialista se le escapa que la brecha abierta en su seno puede brindarnos otro sábado de aquelarre en Ferraz, no desembocando en el descabezamiento de un secretario general, pero sí con el claro riesgo de escenificar, a vueltas con el tránsito del «no» a la abstención y como se gestiona ésta, una crisis que amenazaría con el principio del fin del partido centenario.

Pablo Iglesias espera con el cesto la recogida de nueces del «harakiri» socialista como primer paso para eso que ya califica como la puesta en marcha de la «máquina de combate» en una legislatura que tras la reelección de Rajoy al frente del Gobierno se las prometería corta y convulsa.

Las cuentas parecen volver a salirle a pesar de todo a un Iglesias enfrentado al «errejonismo» y a las marcas territoriales de Podemos. El «sorpasso» que no se consiguió en junio y que deja a su formación con 71 insuficientes escaños para liderar la oposición desde la carrera de San Jerónimo pretende reintentarlo con la confluencia de variantes de un PSOE que tardará como poco meses en salir de la UVI y al que permanentemente se acusará de haber facilitado la continuidad del PP en el Gobierno, con una movilización de terminales sociales fuera de las instituciones que en realidad pasa por la agitación de la calle y por la manipulación de otros grupos y organizaciones como los sindicatos a la hora de calentar el ambiente de huelga general o el resto de grupos del heterogéneo bloque mayoritario de los 180 anti Rajoy, propiciando la extrema situación de un Gobierno permanentemente fustigado por el Parlamento. No hay más que remitirse a lo visto en las últimas votaciones de la Cámara Baja.

La caída de Sánchez ha sido una buena noticia para la vía hacia el desbloqueo que nos proporcione, más de 300 días después, un Gobierno, pero también lo ha sido en términos de estrategia para Iglesias, sabedor de que el ex secretario general del PSOE jugaba sobre seguro con su «no es no», sencillamente recogiendo en terceras elecciones el rédito de un Podemos en claro e imparable descenso hace semanas. La fecha del propio juicio de la trama «Gürtel» estaba en ese mismo guión tacticista.

Rajoy quiere y debe ser reelegido jefe del Ejecutivo, pero un mínimo de garantías de estabilidad se hace imprescindible para evitar una legislatura del «pim, pam, pum», y ello requiere no sólo de altura de miras en Ciudadanos o el propio Partido Socialista, sino en unos sindicatos para los que serán permanentes los cantos de la sirena podemita.