El desafío independentista

Las tres patas del banco

La Razón
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Son las tres patas del banco para sostener un Gobierno inseguro. Y se juntan por fin mañana, jueves, por la tarde. En realidad es un trípode, como todo el mundo sabe. Para que fuera una mesa consistente falta la cuarta pata: el PP, sin el que no hay reforma que valga. Este eventual Gobierno de compromiso nace justamente para evitar que sigan gobernando Rajoy y los populares. Ése es el único aglutinante de la reunión, su razón de ser. Sería, pues, si cristalizara, lo que no está nada claro, un Gobierno a la contra, un Gobierno oscuro, en negativo, un Gobierno cojo y sin muchas luces, poblado de intermediarios, intrigantes y correveidiles. El PSOE es el correveidile entre Ciudadanos y Podemos. Podemos hace de correveidile entre el PSOE y los llamados soberanistas, con la ayuda de Iceta. Y Ciudadanos trata de mediar, hasta ahora con poco éxito, entre el PSOE y el PP. Mientras tanto, Rajoy y los suyos esperan sentados, confiando en el fracaso de los conjurados y en la suerte favorable de las urnas. Rajoy sale tan vivo del acoso inmisericorde de Évole como de las «flores» de la Pedroche. Y las encuestas, con lo que está cayendo, le favorecen.

A los tres de marras les ha costado Dios y ayuda hasta fijar la fecha y el lugar de la reunión. No se fían ni se soportan unos a otros. El miedo al fracaso se impone a la esperanza de acuerdo. La desconfianza es máxima entre Podemos y C’s. Los de Rivera exigen de entrada que los de Pablo Iglesias voten SÍ al pacto que ellos han firmado con los socialistas. Un pacto sin desnaturalizar, claro. No basta con que se abstengan en la investidura. Y han advertido: si el PSOE se tira al monte con Podemos, ellos serán los primeros en retirarse de la mesa. O del trípode. Los podemitas, ante el desfavorable cariz de las encuestas, van con ánimo de hacer concesiones, pero hasta cierto punto. No quieren que se diga que por su culpa sigue la derecha en el poder. Ni que los Círculos se les rebelen. En realidad, no renuncian a su incompatibilidad con C’s y a su cercanía a las posiciones soberanistas en Cataluña y en el País Vasco. Pedro Sánchez, que es el más interesado en llegar al poder, por la cuenta que le tiene, está decidido a hacer concesiones a Iglesias en la agenda social, a olvidarse del referéndum catalán y a meter en el Gobierno a ministros «independientes» cercanos a Podemos, que pueden resultar caballo de Troya, con tal de que los de Podemos y sus mareas se abstengan a la hora de la verdad. O sea, sigue el enredo. Si no se ha desenredado en tres meses largos de dimes y diretes, piensan los más pesimistas, mal se va desenredar en una reunión tripartita y atropellada de última hora. Los del trípode se pondrán mañana guapos para la foto, pero existen serias dudas, entre ellos mismos, de que haya voluntad política de llegar a un acuerdo.