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Las vueltas que da la vida

La Razón
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En el Partido Socialista, siempre, se han distinguido dos maneras de participar, la de los afiliados y la de los militantes. No se trata de dos categorías diferentes de personas, de hecho, un mismo individuo puede pasar por una u otra forma de implicación con el partido según el momento.

La diferencia entre estar afiliado y ser militante tiene que ver con el tipo de compromiso. El más intenso, que no sólo implica la participación prácticamente a diario, desarrollando tareas en las agrupaciones, en las campañas o en cualquier tipo de acto, sino, también, formando parte del movimiento vecinal, sindical o social, se diferencia de la mera tenencia del carnet de afiliado que circunscribe su acción política, en lo interno, al marco de los procesos de toma de decisión más relevantes.

Las dos maneras de compromiso son bienvenidas, cada cual da lo que puede de su tiempo y trabajo en función de sus circunstancias pero es necesario considerar este factor para entender algunas cosas.

Así se explica, por ejemplo, que el número de avales que recogió cada candidato en las elecciones primarias del mes de mayo fuera diferente al resultado definitivo obtenido en las urnas. Lo que ocurrió es que varios miles de afiliados que no habían dado su apoyo públicamente a nadie, si lo hicieron el día de la votación.

También este hecho explica que el porcentaje de participación sea muy diferente según el proceso de que se trate, sea nacional, autonómico o municipal. Las votaciones de dimensión nacional tienen más intereses y, por tanto, más participación y, cuanto más reñidas estén, más.

En los procesos más locales, las alineaciones de los votantes pueden ser diferentes, de manera que dos personas pueden haber apoyado a candidatos nacionales diferentes, pero unirse en torno a un mismo candidato local y viceversa.

Toda esta compleja relación de apoyos y coyunturas hace que las decisiones en el seno del Partido Socialista no respondan a una lógica matemática. En territorios donde el Sr. Pedro Sánchez ganó con claridad meridiana en las pasadas elecciones primarias ahora sus candidatos locales pueden perder estrepitosamente.

Un caso especialmente complejo es el de la federación madrileña. La secretaria general de los socialistas madrileños, aupada por el Sr. Sánchez en el 2015, le dio la espalda al líder socialista para sumarse a la causa del Sr. Patxi López, esto es considerado desde la calle Ferraz alta traición.

Sólo con revisar algunos antecedentes políticos se puede prever que, si nada lo impide, quedarán fuera de sus responsabilidades todos los que se apartaron del Sr. Pedro Sánchez cuando más falta le hacían.

La dirección federal siempre ha estado dispuesta a intervenir en las decisiones de los socialistas madrileños, pero en esta ocasión tiene un interés mayor, para lograr direcciones de su confianza en algunos territorios.

La Sra. Sara Hernández, que es la secretaria general del Partido Socialista de Madrid, ha anunciado su decisión de presentarse a las primarias autonómicas apoyada por los alcaldes de Alcalá de Henares y Fuenlabrada, entre otros y el simanquismo.

El Sr. Sánchez tiene su propio candidato, el Sr. José Manuel Franco, que tiene el handicap de no ser aceptado por un grupo importante de adeptos al líder del partido. Tampoco es descartable un tercer candidato y, teniendo en cuenta el entusiasmo perfectamente descriptible que levanta esta elección, cualquier cosa puede ocurrir.

De esta manera, los que perdieron las primarias nacionales serán determinantes para la decisión final y cualquier candidato inteligente debería tenerlo en consideración. Ver la cuestión interna desde una distancia prudencial sólo me lleva a una conclusión: son curiosas las vueltas que da la vida en política.